Parte 10.

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Al salir del baño note que Melissa ya no estaba. Tomé algo de su ropa prestada, recogí mi cabello apenas pude y baje. Todos estaban sentados a la mesa, esperándome. Me disculpe por haberlos hecho esperar y me senté.

— ¡Buenos días! — observé atentamente el desayuno, estaba a la defensiva por si saltaba. Era muy extraño, normalmente mis desayunos consistían en una leche aguada, mal preparada, cereal o tostadas con huevos.

— ¡Es Muesli! — dijo Melissa como adivinando mis pensamientos.

— ¿Lo habías comido antes? — preguntó Diana —. Es solo yogur con frutas y pasas, nada fuera de lugar.

Pero seré sincera, su aspecto era desagradable. En comparación con mi hogar, prefería mis tostadas casi carbonizadas y el amargo jugo recién exprimido, (de naranja por supuesto). Me llevé a la boca la primera cucharada, había algo grumoso, eran bananos. Trate de contenerme lo más que pude, Melissa que estaba sentada a mi izquierda me miraba ocasionalmente, vigilaba cada uno de mis gestos en caso de que quisiera vomitar.

— ¿Pudiste dormir bien?

Escuche la voz de Adrián, no sabía si se dirigía a mí. Levante la cabeza y Melissa me indicaba que respondiera su pregunta, hacía ese ademán de echar los ojos a la derecha donde se encontraba su padre.

— Sí, sí.

— ¿Tu madre te ha llamado?

No quería que ésta conversación se tornara incomoda así que empecé a mentir.

— Lo hizo anoche, y ésta mañana volvió a hacerlo. Anoche llegó muy tarde a casa porque tenía mucho trabajo. Ésta mañana llamó para decirme que ya debía estar en casa, ¡me extraña!

— ¡Isa! dijiste que ibas a quedarte, anoche no nos pudimos divertir.

— ¿Hay algún problema en que te quedes? si quieres puedo intentar llamar a tu madre.

La voz del padre de mi amiga era tan seria que apenas podía pensar en decirle que no, que debía irme a casa porque si no, mi madre me mataría.

— ¡Está bien! — saque el celular de mi bolsillo y se lo entregue en las manos con el número de mi mamá ya marcado.

Llamando a Adelaida:

Buenos días.

Buenos días, ¿quién habla? — en la voz de mi madre se notaba la curiosidad

El padre de Melissa.

¿Qué sucede, le ocurre algo a mi hija?

No señora, tranquila. Quisiera saber si Isabel puede quedarse hasta un poco más tarde.

Hubo un corto silencio.

Páseme a Isa por favor, si es tan amable.

Problemas.

Me levante de la mesa y desactive el altavoz.

Tú y tu mala costumbre de pedirle a los demás que hablen por ti.

— Lo siento Adela, el papá de Melissa insistió.

¿Hasta qué hora vas a quedarte?

¡Seis!

Ok, aquí hablamos.

Mierda... Mierda.

Regrese a la mesa y volví a sentarme, los platos ya no estaba. Diana había servido un poco de jugo y ahora solo conversaban. Todos me lanzaron la mirada en cuanto me reincorpore.

— ¿Qué dijo tu mamá? — preguntó Diana.

— Dijo que a las seis debía estar en casa.

— De acuerdo, a las seis será — Adrián se levantó de la mesa y luego su esposa. 

Tengo su número.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora