20. Un mordisquito de nada

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Camino junto a Neal hasta llegar a su Audi R8 en color gris mate, aparcado a unos metros de la casa de los Miller

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Camino junto a Neal hasta llegar a su Audi R8 en color gris mate, aparcado a unos metros de la casa de los Miller. La calle, que pertenece a un barrio residencial muy lujoso, permanece iluminada por la luz de las farolas ya que el resplandor de la luna no es suficientemente intenso. Todo está en silencio y ya sólo se escucha la música proveniente de la casa de los Miller, pero como un zumbido un tanto lejano. Mis sandalias de tacón rosa resuenan contra el asfalto húmedo, por los aspersores en marcha de las viviendas colindantes, que riegan los setos que cercan los jardines. Pasamos juntos al coche descapotable rojo de mi padre y de inmediato sé que Tyler ha llegado a la fiesta en él. Vuelvo a sentir una punzada intensa en el corazón. Igual no estoy actuando bien y no debería irme con Neal y hacer caso a mi corazón.

Justo cuando voy a subir al coche de Neal, éste tira con fuerza de mi mano y me hace girar de forma inesperada, pegando mi espalda al vehículo. Su cuerpo aprisiona el mío contra la carrocería y esconde la cabeza en el hueco de mi hombro, mientras acaricia mi pelo con suavidad. No sé el tiempo que permanecemos así, pero me parece una eternidad. No estoy cómoda. No me siento con ganas de abrazos o muestras de afecto y menos de su parte, así que dejo mis brazos caídos a cada lado de mi cuerpo sin corresponderle.

A unos metros de distancia de donde estamos, hay un grupo de chicas que ríen al pasar cerca de nosotros, seguramente creyendo que somos una pareja de enamorados.

—¿Qué pasa muñeca? —pregunta en un susurro en mi oído.

—Nada.

Siento sus brazos estrecharse en mi cintura y empieza a dejar un reguero de besos en mi cuello desviándose hasta mi barbilla. Tiene los ojos cerrados y puedo percibir su excitación a cada beso, pero yo no siento absolutamente nada.

—No sabes cuánto me gustas Olivia.

Sus besos ascienden hasta alcanzar mis labios, y en ese momento, aprieto con fuerza los míos en una línea recta.

—Espera —murmuro.

—¿Qué ocurre? —Pero no se detiene. Sigue besando la comisura de mis labios y con cada beso que me da, más ganas tengo de alejarlo de mí.

¿Por qué? No lo sé. Cualquier chica del instituto se derretiría por tenerlo, así como lo tengo yo ahora mismo, colmándome de besos. Yo misma recuerdo que me moría por él cuando lo veía llegar al instituto con Samantha o los veía besarse por el pasillo. En aquel momento sólo podía soñar con esto porque sencillamente no estaba a mi alcance. En cambio, ahora por alguna razón que no entiendo ni lograré entender, sólo me apetece que pare y me deje en paz. Es como si un interruptor en mi interior se hubiese accionado, y ya no me fuese posible sentir ese "deseo" por él. Puede que el motivo real de todo esto sí lo conozca, pero me niego a aceptarlo. Tyler no puede afectarme a este nivel. Yo tenía unos planes. Yo quiero ser la más popular del instituto y quiero ir al baile de fin de curso con Neal. La pregunta es, ¿sigo queriendo eso?

Fuera de mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora