14. Quiero arrepentirme

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Cuando vuelvo del baño para chicas, recorro el largo pasillo y me encuentro a Neal en medio de la pista de baile, sujetando dos vasos de cristal llenos de líquido transparente y rebosantes de hielo

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Cuando vuelvo del baño para chicas, recorro el largo pasillo y me encuentro a Neal en medio de la pista de baile, sujetando dos vasos de cristal llenos de líquido transparente y rebosantes de hielo. Los rayos azules de las luces intermitentes y en movimiento, caen del techo, cruzando su cara en el momento en que me vislumbra y me sonríe.

Recorro la distancia que nos separa y tomo de sus manos el vaso que está más lleno. Me bebo su contenido a toda velocidad hasta dejarlo completamente vacío.

Este trago lo necesitaba con urgencia, después del asalto de April en la puerta de los baños, siento los músculos de mi cuerpo contraídos. El ardor instantáneo del líquido descendiendo por mi garganta obra maravillas, tranquilizando mis nervios. Trago saliva y dejo la copa de golpe sobre una pequeña repisa junto a una columna, donde todo el mundo abandona los vasos vacíos.

—Muñeca, ¿qué tal si pruebas a beber más despacio? —pregunta Neal, pegando un trago a su copa.

Las pupilas de sus ojos verdes están más dilatadas de lo normal. Es probable que nadie más se percate de que está sorprendido de mi capacidad para beber alcohol en tiempo récord, pero yo sí advierto el asombro en ellos.

¡Mierda! Necesito otro trago. El alcohol ingerido empieza a hacer efecto y me gusta esta sensación de tranquilidad e indiferencia que empiezo a experimentar.

—Me voy a por otra copa —digo mientras me abanico la cara con una mano.

¡Demonios! ¡Qué calor hace aquí!

—Creo que es suficiente, Olivia —responde con voz de fastidio y me extiende su copa—. Sujétame esto y espérame aquí, voy un momento al baño.

En cuanto desaparece por el pasillo, me bebo lo que queda de alcohol en su vaso y me voy corriendo a la barra atestada de personas, para pedirme otra copa mientras busco mi monedero en el minúsculo bolso dorado. He dicho que quiero otra copa, y por supuesto, me pienso tomar otra copa.

—¿No crees que ya has bebido suficiente? —pregunta una voz familiar detrás de mí.

Giro la cabeza y me encuentro con sus ojos grandes y verdes observándome con atención. Neal también tiene los ojos verdes, pero tengo que reconocer que no tiene la mirada penetrante, intensa y descarada de Tyler. Lo tengo tan cerca que puedo oler su perfume y eso me molesta. O no me molesta tanto. ¡Mierda qué bien huele!
El barullo procedente de la gente que espera en la barra se transforma en un zumbido suave, y el repentino recuerdo de April y su amenaza asaltan mi memoria. ¿Dónde se habrá dejado Tyler a la novia lapa?

—¿Desea tomar algo? —interrumpe el camarero sonriendo detrás de la barra, mientras agita una coctelera con energía.

—Sí, póngame un vodka azul con soda y mucho hielo, gracias.

El camarero asiente y se dispone a prepárame la mezcla. Tyler sigue de pie junto a mí, sin quitarme los ojos de encima. ¿Por qué no se va?

—¿Te vas a quedar ahí como un pasmarote mirándome toda la noche?

Fuera de mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora