23. Haré que todo vuelva a ser como antes.

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OLIVIALa semana parece no terminar nunca

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OLIVIA
La semana parece no terminar nunca. Las clases son tremendamente aburridas y encima tengo que ver a Neal besándose por las esquinas con Sam.

Sí, han vuelto. Lo cierto es que era de esperar, pero no pensaba que el mismo lunes ya los vería juntos, tras el suceso del sábado. Lo peor de todo esto es que el muy idiota de Neal, se cree que me afecta verlos juntos y procura besarla y mostrarle su afecto cuando se cruza conmigo por los pasillos o cuando almorzamos en el comedor del instituto. También tengo que soportar la cara de autosuficiencia de Sam, paseándose con su novio por el instituto como si fuese una diva... En el fondo son tal para cual. Lo único que lamento es que no seré la reina del baile, pero no me queda otra que asumirlo. Neal y Samantha serán los reyes de la fiesta y los más populares.

Mi amiga Jess me ha sometido a un tercer grado con respecto a Tyler y me ha tocado contarle algunas cosas. No parece que le haya sentado muy bien que le ocultase parte de la historia, ya que al parecer se quedó a cuadros cuando se produjo el encontronazo entre Tyler y Neal en la fiesta de los Miller. Claro que no le he contado todo, sólo algunos detalles. No pienso reconocer en público mis sentimientos por él, ni tampoco pienso contarle que Tyler ha jugado conmigo teniendo novia, y que yo he picado como una estúpida sin personalidad. Eso se acabó. Llevo toda la semana esquivándole y, de hecho, me he quedado en casa de Jess a dormir un par de días. No me apetece verle la cara después de que me obligase prácticamente a pedirle un beso, para luego burlarse de mí rechazándome y dejándome con cara de idiota. Las pocas veces que me he cruzado con él por casa, he tenido que controlar mis ganas de insultarlo hasta quedarme sin voz, porque nunca estábamos solos. April parece su sombra y no se separa de él ni un segundo. No sé cómo puede aguantar a una novia tan pesada y cargante.

Estamos a viernes ya y en clase de biología. La explicación de hoy es tan aburrida que hace como veinte minutos que ya no escucho al profesor, que permanece de espaldas a la clase y hace dibujos en la pizarra de células y sus fases. Tampoco puedo hablar con Jess porque, aunque está sentada a mi lado, ella se pasa el rato tecleando como una loca en el móvil. Desde que conoció a Brenda el fin de semana pasado, no ha parado de hablarme de él, y se pasa el día intercambiando mensajes con el chico y sonriéndole a la pantalla del móvil. Parece que el tal Brendan le ha dado fuerte. Lo cierto es que tengo que reconocer que el chico es realmente guapo y me pareció muy simpático.

—Jess —susurro para que sólo ella me escuche—, te van a pillar. Deja de mirar tanto el móvil.

—¿Qué quieres? Es Brendan que no deja de escribirme y yo no puedo dejar de contestarle. ¡Es tan mono!

La veo que vuelve a teclear algo mientras sonríe como una boba a la pantalla de su smartphone. Pongo los ojos en blanco y me llevo los dedos a la boca, haciéndole un gesto de "vomitar" a mi amiga. Ella me responde mostrándome el dedo medio y vuelve a centrar su atención en el móvil, ignorándome por completo lo que queda de clase.

Al fin suena el timbre y todo el mundo se precipita hacia la puerta, para salir corriendo por los pasillos y con todo el fin de semana por delante. Recojo mis cosas y veo a Jess que mira el móvil con nerviosismo y ahoga un pequeño grito histérico.

Fuera de mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora