No he pegado ojo prácticamente en toda la noche. Los ronquidos de mi amiga tampoco me han ayudado a conciliar el sueño que, por cierto, sigue con el vestido de leopardo puesto y durmiendo con la boca completamente abierta. Tiene el maquillaje corrido, el rímel difuminándole los párpados como a un oso panda y el pelo enmarañado como un nido de pájaros. Que poco glamour... si yo fuese el chico guapo que le bailaba anoche y me despertase junto a ella viéndola así, huiría por la ventana, aunque estuviésemos en un décimo.
A las ocho de la mañana ya me siento cansada de dar vueltas en la cama y decido levantarme. No puedo dejar de pensar en Tyler, la zorra de April y los "te quiero" que se brindaron anoche cuando nadie los veía, o eso creían ellos. Me estremezco sólo con recordarlo, pero no permito que el dolor se apodere de mi estado de ánimo.
Desconecto el móvil del cargador sobre la mesilla de noche y me dirijo a la cocina, donde encuentro a Lia tomando café y leyendo un libro.
—Buenos días, bonita. ¿Te sirvo un poco de café? — me pregunta señalando la cafetera humeante.
Hoy no tengo el estómago para cereales, así que un café me ayudará a despejarme y además huele de maravilla.
—Sí —contesto mirando los mensajes de Neal en mi móvil y sintiéndome culpable por abandonarlo en la fiesta sin una explicación—. ¿Y mi padre?
—Oh, ha ido a la agencia.
—¿Un sábado?
La oigo suspirar.
—Sí, está a punto de cerrar una campaña con una marca suiza de relojes muy conocida. Es probable que viajemos la próxima semana hasta Suiza para cerrar el contrato.
Mi padre es el dueño y director, de una de las agencias de publicidad más prestigiosas de Nueva York, que trabaja con las marcas y firmas más reconocidas del mundo. De hecho, está ansioso porque estudie publicidad y trabaje en la agencia con él, pero yo preferiría estudiar algo relacionado con la moda. Me quedan más de seis meses para tomar esa decisión.
Lia vierte el líquido oscuro en una taza y añade leche. Aprovecho el momento de silencio para mandarle un mensaje a Neal.
Olivia:
Neal, discúlpame. Anoche me excedí con el alcohol y me puse muy mal, tuve que irme a casa. ¿Podemos quedar y hablar?Pasan los minutos, pero Neal no contesta y lo que más me inquieta, es que el mensaje lo ha leído. Lia me observa mientras toma un trago de su taza de café.
—¿Te pasa algo? —pregunta mientras me analiza la cara.
—No. Escucha Lia, Jessi está en mi dormitorio durmiendo, cuando se levante dile que tome prestada ropa de mi armario y se dé una buena ducha. Tengo que salir de casa un momento.
—¿A dónde vas?
—A comprar unas cosas —respondo en un tono poco convincente.
Lia achina los ojos y frunce los labios, señal de que no cree lo que le digo, pero no insiste y lo agradezco. Si fuese mi padre, ya me estaría sometiendo a un tercer grado.
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Fuera de mi camino
Romance(LIBRO 1) ¿Qué sucede cuándo pones todo tu empeño y esfuerzo en detestar y despreciar a un chico que te hace la vida imposible? ¿Qué sucede si para colmo viene a tu vida para quedarse y te toca vivir bajo el mismo techo que él? Pues que un día te pu...