45. Un despertar agitado

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Una luz extremadamente molesta entra por la ventana y consigue despertarme de un magnífico sueño, donde había un apocalipsis mundial, pero yo quedaba encerrada en un gigantesco centro comercial con tiendas de marcas caras y colecciones exclusivas,...

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Una luz extremadamente molesta entra por la ventana y consigue despertarme de un magnífico sueño, donde había un apocalipsis mundial, pero yo quedaba encerrada en un gigantesco centro comercial con tiendas de marcas caras y colecciones exclusivas, pudiendo robar toda la ropa y zapatos que quisiera a mi antojo y sin ningún tipo de control policial. Protesto por la molesta luz que me ciega y gruño tapándome con el edredón mientras me maldigo mentalmente por no haber corrido las puñeteras cortinas anoche. Al darme la vuelta bajo las sábanas, parpadeo mientras me relamo los labios para volver a pillar el sueño agradable, justamente en el punto en el que lo dejé. No sé por qué sigo intentando esto siempre que me despierto de un sueño agradable, si siempre que tengo un sueño bonito y se ha visto interrumpido, jamás he sido capaz de volver a retomarlo después donde yo quería.

Un agradable olor a jabón de cítricos llega a mis narices y resulta tan cautivador que no puedo evitar abrir un poco los ojos para descubrir de dónde proviene. De pronto, lo veo a él y me acuerdo de todo. Tyler está a mi lado, bajo las mismas sábanas en las que estoy yo y con las facciones de su rostro relajadas por el profundo sueño en el que se encuentra. Sus labios permanecen ligeramente entreabiertos mientras que respira un poco más fuerte de lo habitual, haciendo pequeñas exhalaciones de aire que chocan con mi cara y revuelven mi flequillo. Su cara, a escasos centímetros de la mía, permanece completamente aplastada contra la almohada y su pelo castaño alborotado y sexy disparado en todas las direcciones. El capullo es atractivo hasta cuando duerme.

Me remuevo un poco bajo las sábanas para intentar acercar mi cuerpo al suyo sin despertarlo y, así, poder sentir el calor que emana su cuerpo. Su pecho sube y baja con la respiración acompasada mientras mantiene los ojos cerrados y yo puedo recrearme en cada detalle de su magnífico rostro masculino. Me quedo observando cada milímetro de su cara con curiosidad. Su mandíbula perfilada, su cara afeitada, sus labios sonrosados y carnosos resaltando sobre su piel clara como una gominola de fresa sobre la nieve blanca, sus pestañas largas y densas, sus tenues pecas salpicando su rostro y dándole ese aire de niño travieso que siempre lo ha hecho parecer más joven de lo que es, su pelo despuntado que cae de forma sexy sobre su frente, sus tupidas cejas que le dan esa expresión pícara... joder, podría estar observándole así por horas y no me cansaría.

De pronto, caigo en la cuenta de algo que me dijo anoche. Sí, me dijo que todas sus noches y todos sus días eran míos... míos y de nadie más. No me puedo creer que al fin hayamos sido sinceros y nos hayamos dicho claramente lo que sentimos el uno por el otro.

—Vas a desgastarme de tanto mirarme —dice con la voz ronca por el sueño y con los ojos completamente cerrados.

¿Qué? ¿Cómo sabe que lo estoy observando? ¡Si no ha abierto los ojos en ningún momento! Parpadeo un par de veces antes de contestar.

—Aquí bajo las sábanas no hay nada más interesante que ver.

Tyler esboza una leve sonrisa sin despegar sus labios. Entonces levanta un brazo dándome acceso hasta él.

Fuera de mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora