28. Tengo un límite

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—Neal, ¿qué haces aquí? —pregunto sorprendida

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—Neal, ¿qué haces aquí? —pregunto sorprendida.

—Hola Olivia, necesitaba hablar contigo.

Me cuesta creer que de verdad esté aquí. Es muy tarde y por la calle no hay ni un alma.

—¿A la una y media de noche? —pregunto mirando el reloj sobre la mesa del recibidor.

—Te he llamado varias veces y te he mandado mensajes, pero no contestabas a nada —me responde con un pequeño toque impertinente.

—Estaba ocupada —le espeto.

¿Este tío qué coño se ha creído? Espero que no se le ocurra pedirme explicaciones.

—¿Con quién? —Da un paso adelante intentando entrar en casa, pero me mantengo firme en la puerta.

—No te importa.

Neal me mira confuso. Estoy nerviosa porque como Tyler y Neal se encuentren cara a cara, seguro que acaba la cosa en tragedia y necesito despachar a Neal antes de llegar a eso. Asomo rápido la cabeza por detrás de la puerta y compruebo que Tyler está recolocando los cojines del sofá. ¡Qué maniático del orden!

—¿Estás con él? —pregunta Neal poniéndose de puntillas para mirar por encima de mi hombro.

La boca se me seca y empiezo a temblar, notando un extraño sentimiento de inquietud mezclado con angustia.

—Escucha, lo que tengas que decirme ya me lo dirás el lunes en el instituto, ¿sí? —mascullo nerviosa y trato de cerrar la puerta de golpe, pero Neal me frena empujándola con la mano, antes de cerrársela en su cara. Por desgracia, Tyler llega hasta mi observando la escena con cara de perdonavidas.

¡Ay señor! ¿Por qué habré tenido yo la fantástica idea de abrir la puerta? Hubiese sido mejor ignorar el puñetero timbre.

—¿Qué hace él aquí? —pregunta Tyler tirando de mi a un lado y colocándose al frente.

Los dos se retan con la mirada y no sé quien de los dos parece más enfadado. Yo sólo puedo alternar miradas cargadas de nerviosismo entre los dos.

Fuera de mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora