Neal tiene sus ojos fijos en los míos mientras que Samantha, le observa sonriente entre sus brazos, ajena a mi presencia. Es extraño porque no llega ni a cuarenta y ocho horas, la que estaba entre sus brazos era yo, después de haber estado mucho tiempo esperando mi oportunidad. Ahora, sin saber por qué, hemos vuelto otra vez al principio. Al maldito principio.
Neal no aparta la mirada y sus ojos parpadean, tras lo que me mira expectante. Yo en cambio, creo que debo tener una expresión que mezcla la sorpresa con la rabia, porque aun estando en shock, empiezo a visualizar las múltiples maneras en las que quiero patear a Sam y su estúpida sonrisa.
Aprieto los dientes al sentir que las emociones que reprimo dentro de mí no me permiten ordenar los pensamientos con claridad, hasta el punto de que noto un dolor emergente en la mandíbula.
Siento que, si no me pongo en movimiento pronto, las piernas van a dejar de sostener mi peso y caeré sobre el cemento duro del parking de nuestro instituto por lo que empiezo a andar, y voy avanzando mientras coloco un pie por delante del otro. Paso por el lado de Neal y Samantha, pero él no me quita ojo, ni yo a él. Ella en cambio, parece estar soñando despierta porque sigue sonriendo sin mirar a ningún punto fijo y acaba saludando con la mano a otros estudiantes a lo lejos. Justo cuando termino de pasar por el lado de los dos tortolitos, rompo nuestro contacto visual para mirar al frente. Todo parece suceder a cámara lenta, pero en realidad, toda la escena se desarrolla en cuestión de segundos.
—¡Oli espera! —le escucho decir justo cuando me dispongo a entrar en el edificio.
No puedo seguir avanzando porque al instante, una mano rodea mi muñeca y tira de mi frenándome. Me giro y me encuentro a Neal con el ceño fruncido, pero no dice nada a lo que pongo los ojos en blanco y tiro de mi brazo sin ser demasiado brusca, para que suelte su amarre en mi muñeca. Neal me busca la mirada y yo la esquivo, demasiado incómoda como para sostenérsela en estos momentos.
—Sam y yo...—murmura quitándose la gorra y enredando sus dedos en su cabello rubio.
—¿No me digas? Si no me lo dices no me doy ni cuenta—le contesto con ironía.
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Fuera de mi camino
Romance(LIBRO 1) ¿Qué sucede cuándo pones todo tu empeño y esfuerzo en detestar y despreciar a un chico que te hace la vida imposible? ¿Qué sucede si para colmo viene a tu vida para quedarse y te toca vivir bajo el mismo techo que él? Pues que un día te pu...