22. Así fue

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TYLER Llegamos a la gran casa de los Dallas de madrugada

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TYLER
Llegamos a la gran casa de los Dallas de madrugada. El barrio residencial está tranquilo y todas las casas vecinas, tienen las luces apagadas. Conforme aparco el coche en el garaje, Olivia se desabrocha el cinturón rápidamente y busca en el asiento trasero del vehículo sus zapatos y su bolso. Apago el motor del vehículo y ella se baja del coche sin mirarme a la cara, ni dirigirme la palabra, caminando hacia la puerta que da acceso a la vivienda por la cocina.

—Olivia, escúchame.

¡No me hables! —me chilla sin girarse.

Me apresuro a bajar del coche y rodeo velozmente el vehículo hasta alcanzarla, agarrándola por la muñeca antes de atraviese la puerta del garaje y desaparezca sin escucharme.

—¡No me toques! —grita soltándose de un tirón.

—Está bien, pero escúchame, por favor.

Me quedo quieto unos segundos esperando a que brame alguna respuesta, pero no lo hace. Simplemente me mira con la expresión seria y el ceño ligeramente fruncido.

—Por favor, no te enfades. Estás equivocada si crees...

—¿Qué no me enfade? —me interrumpe de forma cortante y levantando sus zapatos por los aires—. Estoy harta de tus estúpidos juegos. Pídemelo, pídemelo —repite poniendo una voz distorsionada que finge ser la mía.

—Olivia...

—¡Cállate y escúchame bien Tyler Gurck! Se acabó. No vuelvas a dirigirme la palabra nunca más, ¿entendido? Búscate a otra para entretenerte en tus estúpidos juegos calientes.

—¿Pero qué estás diciendo?

—Que estoy harta de que me tomes el pelo, eso digo —escupe las palabras con desprecio.

—¿Tyler? —nos interrumpe una voz procedente de la cocina.

Al segundo, April asoma su cabeza por la puerta del garaje. ¡Lo que me faltaba! Monto el circo y me crecen los enanos. Me quedo petrificado donde estoy, mientras que April alterna miradas entre Olivia y yo.

—¡Oh, mira! Me vienes genial, ven aquí, ven —dice Olivia tomando a April por los hombros y acercándola a mí, a lo que ella parpadea confusa.— ¿Por qué no practicas tus jueguecitos con tu novia? ¿Eh? Así podrás dejarme en paz de una puñetera vez.

Dicho esto, Olivia sale por la puerta del garaje como un toro bravo y decido no detenerla. En estos momentos no está para entrar en razón y ahora mismo tengo otro problema de cuerpo presente... April.

—¿Qué pasa Tyler? ¿A qué se refería? —pregunta precavida, como si temiese la respuesta.

—¿Qué haces levantada April? —Cambio de tema. —El médico dijo que debías guardar reposo. No me gustaría que enfermaras.

Fuera de mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora