(LIBRO 1) ¿Qué sucede cuándo pones todo tu empeño y esfuerzo en detestar y despreciar a un chico que te hace la vida imposible? ¿Qué sucede si para colmo viene a tu vida para quedarse y te toca vivir bajo el mismo techo que él?
Pues que un día te pu...
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Camino decidida por el pasillo del instituto al encuentro de Neal y con Jessi pisándome los talones. Mi amiga dice que no está dispuesta a perderse este gran momento por nada del mundo. A Neal pienso decirle que sea lo que sea que tenga que decirme, será mejor que no me lo diga. Es tarde para sincerarse conmigo y nada de lo que haga o diga puede hacerme cambiar de parecer. Estoy coladísima por Tyler. Yo no lo planeé así y simplemente sucedió, así que sólo espero que no se lo tome mal y lo comprenda.
Me encuentro a Neal en la puerta del instituto y camina decidido hacia mí con una sonrisa en sus labios. Me acerco con la firme decisión de ser la primera en hablar para que no perdamos mas el tiempo, pero cuando lo tengo delante y abro la boca, toma mi cara entre sus manos de forma inesperada, y antes de que pueda detenerlo, me planta un beso en los labios.
Tardo unos segundos en reaccionar y dar un paso atrás, separando su boca de la mía, pero Neal me sujeta por la nuca con las dos manos y no parece dispuesto a dejarme ir.
—¿Se puede saber qué haces? —Forcejeo contra su cuerpo en un intento por que me deje en paz.
Todos los alumnos que se encuentran a la salida del instituto nos observan con atención. Supongo que ellos estarán tan sorprendidos como yo de este repentino arrebato de Neal. Todo el mundo sabe que él es el novio de Sam, y besarme así, delante de todos, es cuanto menos impactante.
Giro la cabeza tan rápido que estoy a punto de producirme un esguince cervical, y me quedo mirando el silencio que se ha formado a nuestro alrededor. Todos los ojos nos observan con cautela. Todos están callados esperando a que alguien reaccione. Jess está con la expresión de susto congelada en su rostro, pero sus ojos se centran en un punto fijo al otro lado de la puerta principal del instituto. Sigo el rastro de su mirada con sumo cuidado, hasta toparme con esos ojos verdes que tanto conozco, pero que ahora lucen apagados, como sin vida.
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¡Dios mío! ¡Tyler!
Me mira desde el pie de la escalera de acceso al centro educativo con los ojos abiertos como platos. Casi parece una estatua y Brendan, que está a su lado, también parece estar en shock.
