21. Simplemente pídemelo

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Jessi nos saluda a los lejos, acompañada de Brendan, el rubio que ha conocido en la fiesta de los Miller

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Jessi nos saluda a los lejos, acompañada de Brendan, el rubio que ha conocido en la fiesta de los Miller.

—¡Olivia! —grita sacudiendo la mano en el aire.

Ese chico que la sigue a todas partes no lo había visto antes hasta esta noche, pero para mí, ya se tiene el cielo ganado por aguantar estoicamente a mi amiga Jess. Yo la quiero mucho, pero tengo que reconocer que es bastante intensa y un culo inquieto. Por eso mismo nunca encuentra novio, ya que los espanta rápido con su personalidad arrolladora.

Nos alcanzan y los dos nos miran con cara de sorpresa por encontrarnos juntos en la calle.

—Olivia, ¿tú no te habías ido con Neal? —pregunta mi amiga descaradamente.

—Cambió de opinión —interviene Tyler por mí.

Jess asiente levemente, pero se queda observándonos detenidamente con los ojos entornados, como si no le acabase de encajar alguna pieza del puzzle. Creo que se huele que hay cosas que no le he contado.

—Chicos, hay una fiesta en mi fraternidad —anuncia Brendan con una sonrisa resplandeciente—. Nosotros nos íbamos ahora hacia allí ¿Os apuntáis?

Tyler me mira dubitativo y buscando respuesta por mi parte, pero las sandalias me están torturando y sólo veo el momento de llegar a casa para quitármelas.

—Yo prefiero irme a casa, me duelen mucho los pies —confieso mirando mis estupendas, pero incómodas sandalias de raso.

—A la princesa le duelen los pies —repone Tyler levantando las cejas y encogiéndose de hombros.

Mi amiga Jess lo miro con una sonrisa tonta en la cara y sé que es por el término que ha utilizado para referirse a mí como "princesa".

Nos despedimos de ellos y Jessi aprovecha la ocasión para susurrarme algo oído y que los chicos no la escuchen.

—Princesa, mañana por la mañana te llamaré por teléfono para que me cuentes algunas cosas que creo que me he perdido entre Tyler y tú.

Dicho esto, se alejan de nosotros para subirse al coche de Jess. No entiendo como mi amiga se atreve a subir al coche a un desconocido. Brendan parece un tío guay, pero no deja de ser un desconocido al que acaba de conocer hace unas horas.

Nos quedamos solos nuevamente y Tyler me mira fijamente. Noto el calor de su mano en la parte baja de mi espalda, mientras que con la otra me indica que camine hacia el descapotable rojo.

—Adelante, princesa de los pies doloridos.

Caminamos hacia el coche, pero Tyler llega antes que yo al descapotable rojo de mi padre. Se sube, lo arranca y cuando voy a tirar de la manilla de la puerta del copiloto para subirme, el coche avanza unos metros dejándome con la mano suspendida en el aire. Tyler gira la cabeza desde el asiento del conductor y me sonríe divertido.

Fuera de mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora