54. El poder del vodka azul

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Tres semanas después

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Tres semanas después... tres horribles y eternas semanas después.

No hay forma de anestesiar este dolor. Es horrible y nada lo alivia. Dicen que no hay nada peor que un dolor de muelas... bien, pues yo creo que sí lo hay. Ahora mismo me gustaría poder atravesar con la mano mi pecho y arrancarme el corazón de cuajo, a fin de poder dejar de sentir este pesar que no me permite ni respirar y que me golpea a cada segundo, a cada minuto y a cada hora del día, sin tregua ni descanso. Es duro estar enamorada de una persona con la que no puedes estar y, más aún, cuando esa persona la tienes a escasos metros de distancia y viviendo bajo el mismo techo.

Llevo tres semanas llorando cada noche, durmiendo muy pocas horas y con ningunas ganas de comer. Es como si mi estómago se hubiese cerrado por completo y rechazase cualquier tipo de alimento. Sólo con ver la comida ya me dan arcadas.

Por otro lado, agradezco estar castigada para poder quedarme metida bajo las sábanas de mi cama y sin tener que preocuparme por todo lo que sucede fuera de estas cuatro paredes que conforman mi habitación.

El ambiente en casa está enrarecido. Mi padre se encarga de llevarme y traerme al instituto todos los días; parece que cuando le interesa no tiene tanto trabajo como aparenta. No sé a qué viene esto de no dejarme ir sola a clases cuando siempre he ido y he venido con mi coche o con Jess. Se debe de creer que en cuanto se descuide o se dé la vuelta, me voy a ir corriendo a violar a Tyler o algo parecido.

Los trayectos en el coche son muy tensos porque no nos dirigimos la palabra, ni siquiera nos saludamos. Él está enfadado, pero yo también lo estoy, así que el silencio es la mejor compañía para esta incomodidad sobrecogedora que nos rodea durante los escasos momentos que pasamos juntos.

Ahora lleva unos cuantos días preocupado porque no pruebo prácticamente bocado y he bajado algo de peso. Lo sé porque Lia me lo cuenta todo; es la única con la que hablo, aunque me niego a tocar el tema "Tyler". Ella también está preocupada por mí, porque mi aspecto ahora mismo es lamentable y algo descuidado. Ya no me preocupo por mi aseo personal, me da igual la ropa, no me molesto en peinarme, ni tampoco me esfuerzo en ocultar mis pronunciadas ojeras o mis ojos hinchados. ¿Para qué? Total, todo me importa una mierda... Nada tiene sentido ya. Ni lo que ha pasado, ni lo que tenga que pasar.

Ya no puedo fingir que todo va a estar bien, simplemente no puedo. Vivo en una constante incertidumbre y sólo me limito a dejar pasar las horas y los días, esperando a que el destino me lleva a donde le dé la gana. Todo perdió sentido en el momento en el que Tyler me dijo que "no debíamos". Esas dos palabras han estado presentes cada día en mi cabeza, como una losa pesada que me aplasta y me impide avanzar. He tratado de repasar nuestra última conversación como un millón de veces en mi memoria y sigo sin entender sus razones. Siempre llego a la misma conclusión, es un cobarde.

Me quiere, pero no debemos. Sus palabras me resultan tan contradictorias, tan difíciles de aceptar, tan complejas de asumir... creo que, si me dijese que prefiere estar con April antes que seguir conmigo, me sería más fácil de aceptar, pero esta decisión que ha tomado se sale de cualquier guion.

Fuera de mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora