47. Paris - Confesiones

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Más falsa que el orgasmo de una prostituta, eso es lo que me ha tocado ser

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Más falsa que el orgasmo de una prostituta, eso es lo que me ha tocado ser. He tenido que soltar una gran mentira para que este viaje a Paris fuese posible y, la verdad, no me siento nada orgullosa de ello.

Tyler le ha dicho a su madre que se iba a Míchigan por el cumpleaños de un amigo, y que aprovecharía para pasar allí unos días y volver a reencontrarse con algunos colegas del colegio.

Yo en cambio, he tenido que inventarme algo y decirle a mi padre que quería ir a una convención de estudiantes en California, donde iban a dar unas charlas sobre diferentes universidades, salidas profesionales y talleres interesantes para conocer el mundo empresarial, de otro modo no me habría d ido ir a ninguna parte. Por supuesto, mi padre se ofreció a acompañarme a la supuesta conferencia. Le tuve que pedir encarecidamente que confiase un poco en su hija y que hiciese el favor de dejarme algo de libertad para desenvolverme sola por el mundo. Para mi padre nunca voy a dejar de ser aquella niña pequeña e indefensa, que le gustaba vestirse de princesa y soñaba con tener un caballo blanco.

No, no le ha hecho mucha gracia dejarme ir sola, pero finalmente ha accedido gracias a que Lia me ha ayudado a convencerle. Lo que él no sabe es que sola, lo que se dice sola, no voy a estar....

Por otra parte, sinceramente ya tenía ganas de estar un rato a solas con Tyler. Desde que volvimos del hotel en la fiesta de fin de año, casi no nos hemos visto y eso que vivimos en la misma casa. Mi padre decidió traerse trabajo a casa y como tenía bastantes contratos por cerrar, pasaba muchas horas en el despacho que tiene montado en casa. ¿Las consecuencias de eso? Pues que Lia y él salían menos. Encima Tyler ha estado de exámenes y tenía un trabajo importante que presentar para este trimestre, por lo que pasaba las tardes en la biblioteca de la universidad y yo también he tenido muchas tareas del instituto. En fin, eso ya pasó. Ahora toca París... ciudad de la luz y el amor. Van a ser los tres días más maravillosos de mi vida o eso espero.

Me hubiese gustado aprovechar el viaje para hablar con Tyler de todos esos temas que tenemos pendientes, pero el muy idiota, como tiene claustrofobia y el avión no deja de ser un sitio cerrado, se ha tomado unas pastillas que lo han dejado seco en el asiento, las doce horas que ha durado el viaje así que he intentado descansar también un poco, pues llegamos a Paris justo por la mañana.

Acabamos de aterrizar en el aeropuerto de Charles de Gaulle y Tyler se dirige al mostrador de cambio de divisas para cambiar nuestro dinero a euros. Después de eso nos subimos a un taxi que nos lleva a nuestro hotel. Menos mal que Tyler habla perfectamente francés porque no entiendo nada de lo que la gente dice y aquí pocos son los que hablan inglés.

Durante el viaje al hotel, Tyler permanece inmóvil y mirando por la ventanilla del taxi, descubriendo las calles de la nueva ciudad en la que nos encontramos. Se saca la mano izquierda del bolsillo del pantalón y la estira para estrecharla con la mía. Su mano es firme y mucho más grandes que la mía, y capto el olor de su agradable perfume a menta y hierbabuena mientras nuestras manos conectan. Es emocionante pensar que al fin vamos a tener tiempo para estar juntos, hablar, aclarar las cosas y disfrutar de nuestra compañía sin interferencias ni interrupciones.

Fuera de mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora