Fuera de mi camino

24. Metidos en harina

Ya no puedo comprar más cosas. No por falta de dinero o tiempo, sencillamente no puedo cargar con mas bolsas.

Me he comprado dos pares de zapatos de Manolo Blahnik, un reloj precioso de Swarovski, un vestido de Chanel, un bolso y un cinturón de Gucci, un perfume y un pañuelo de Loewe, maquillaje, labiales y sombras de ojos todo de Cristian Dior y alguna cosa más que ahora mismo no recuerdo.

Camino satisfecha con mis compras hasta el coche y descargo las bolsas en el maletero, liberándome al fin de su peso. Miro el móvil y veo que ya son las ocho de la tarde. Debo volver a casa, pero no me apetece en absoluto. Aún me paro a reponer gasolina y lavar el coche, intentando atrasar el momento de llegar a casa.

Tras conducr con más lentitud de la normal, llego al barrio residencial donde vivo y aparco el coche en la entrada de la casa. La calle está tranquila y las casa tienen a las luces encendidas.

Vale, definitivaente no puedo tener más mala suerte. Justo cuando me bajo del coche, me encuentro a Tyler tirando la basura en el contenedor junto a la acera, y curiosamente sólo lleva puesta una camiseta negra de tirantes y el pantalón de un chandal. El movimiento de los músculos de sus brazos me parece hipnótico y no puedo dejar de admirarlos. El muy idiota lo tiene todo. Es perfecto. Es guapo, alto, tiene un cuerpo increible, una sonrisa maravillosa, unos ojos preciosos... ¿Defectos? Que es idiota de aquí a la luna y volviendo a la tierra.
Ah, y que tiene novia.