Los Shippeados

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Alex...

Son las 7 de la mañana y ya me encuentro en el gimnasio, ni yo misma lo puedo creer, esto de ser mamá te quita literalmente el sueño, Oliver ahora se burla de mi y de mi sueño tan liviano.

Pongo en mis manos mis guantes para practicar un poco, creo que he perdido la práctica, miro el saco que cuelga del techo del gimnasio y empiezo a golpearlo con fuerza una y otra vez. Empiezo a recordar la noche anterior...

- creo que tienes un admirador, Irene - su sonrojo me hizo sonreír, desde hace unos segundos la vi en la silla colgante del jardín, el chico Volkov sentado en el filo de su ventana con una guitarra entonando una canción muy dulce, obvio para Irene quien aún y no la culpo, no ha salido de su estado taciturno.

- es que... Canta muy bonito - sonreí y me acerqué sentándome junto a ella, la canción seguía, aunque el chico no miraba en dirección a Irene, miraba hacía el cielo.

- si, tiene una voz muy dulce - asintió y nos perdimos las dos en la dulce voz del chico.

" tengo ganas, tengo tiempo y mil canciones que cantarte, tengo historias tengo cosas que contarte, más hoy tengo tu llegada y mi mano voy a darte"

" es tan lindo, cuando existe un sentimiento y cuando quieres, cuando cuentas sin callarte que prefieres, por ejemplo yo quisiera si no es mucho... Que te quedes."

" dame solo un momento, dame amor del más cierto, no te pido más nada, dame de tu mirada y de tus sentimientos, siente si estoy sintiendo."

" no te quedes, no revises el pasado que entristece, no te niegues si el amor te pertenece, ven y siéntate a mi lado mira el día, que amanece... "

" no respondas callada, mucho menos ahora, no me digas mañana... "

La canción terminó y con ella nuestra burbuja con Irene, no nos habíamos fijado que habíamos entrelazado nuestras manos.

- buenas noches señora Anderson - miré en dirección al chico que nos miraba sonriente - y... Buenas noches vecina - las mejillas coloradas de Irene me hicieron sonreír.

- buenas noches Mat, y ella es Irene - el chico me sonrió, es muy lindo, tan alto como Oliver, pero de ojos oscuros, se nota a distancia que cuida su cuerpo pues la ropa que lleva puesta se le ajusta más que perfecta, a parte que tiene una sonrisa muy bonita, un chico por el que cualquier chica con las hormonas alborotadas moriría.

- Irene... E- es un nombre muy lindo, digo, no más que su dueña - sonreí, Irene mantenía su mirada en el suelo, se que en estos momentos no está preparada para estar con alguien, debe recuperar la confianza hacía el mundo, pero el chico Volkov se ve que es muy dulce, ¿y quien mejor que alguien dulce, para alguien tan lastimado como Irene?

- gracias - fue lo único que salió de la boca de Irene.

- ¿ahora le das serenata a mi esposa y mi hermana? - ay no ¿eso fue Oliver? - de verdad estas buscándote una paliza - la mirada azulada de Oliver esa que indica que está muy molesto me hizo reaccionar.

- ¿pero que te pasa Oliver? - me levanté de la silla y puse mis brazos en jarra.

- oh, no se preocupe señora Anderson, se muy bien el carácter del señor Anderson - Oliver seguía mirándolo con furia en sus ojos.

- ¿eso que mierda significa? - Mat sonrió negando con la cabeza.

- disculpa Mat, y tu - señalé a Oliver - adentro, necesito hablar contigo.

Nosotros Somos Los Anderson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora