El Enfermo...

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Oliver...

- ¡carajo! - no me encuentro bien, y los claxon de los autos detrás del mío me lo dejan saber, he sentido mucho dolor de cabeza y un poco de malestar en la garganta, avanzo ya con el semáforo en verde, el tipo que maneja un Ferrari que me adelanta me saca el dedo medio, quisiera devolverle el gesto pero no me encuentro en condiciones. Llego a mi casa con el malestar presente, bajo de mi auto y siento un poco de mareo, tengo que sujetarme de él, para no caer, realmente estoy mal, no quise ir al medico ya que odio las inyecciones.

- ¡QUIERO VER BAILAR TU PELO, QUIERO HACER TU RITMO, QUE LE ENSEÑES A MI BOCAAAA, TUS LUGARES FAVORITOS, FAVORITOS FAVORITOS BEYBE! - frunzo el ceño al escuchar los gritos de Rosa, que, según ella es su voz perfecta, la veo con el trapero en la mano y bailando.

- ¡Rosa! - pega un brinco al escucharme y abre sus ojos, se que no esperaba verme en casa a las 2 de la tarde - por favor Rosa, no cantes ¿si? Esos aullidos tuyos dejan sordo a cualquiera.

- niño Oliver - pone una mano en su cadera mientras que con la otra sostiene el trapero, me mira con una ceja levantada - ¿que hace aquí tan temprano?

- no me siento bien Rosa - abre los ojos y se acerca a mi dejando que el trapero caiga al piso, pone su mano en mi frente.

- achisss tiene calentura, vaya dese un bañito con agua tibiecita, y se mete a la camita y yo ahoritita le subo una agüita de yerbas pa que se sienta mejor - dice todo esto mientras pone su mano en mi mejilla, la miro con dulzura, Rosa es mi segunda madre es normal que la quiera y, que ella me quiera tanto, asiento y cabizbajo subo a mi habitación, es una jodida mierda sentirse enfermo, hago lo que Rosa me dijo y dejó que el agua actúe, al salir pongo un pantalón de chándal y una camiseta blanca, me acomodo en mi deliciosa cama y el sueño puede conmigo...

- niño Oliver... - escucho la voz de Rosa muy lejana - niño Oliver - abro los ojos despacio y enfoco a Rosa con una taza que bota humo - uffff menos mal abrió los ojos, pensé que ya estaba en el mundo de los muertitos, ya estaba pensando como decirle a la niña Alex que se quedó veuda.

- muy graciosa Rosa - me levanto despacio y mi voz esta ronca - y es viuda Rosa - no quiero ni imaginarme dejar a Alex viuda, y que venga un hijo de puta y se quiera casar con ella ¡no! No puedo permitir eso.

- ¿como se siente? - Rosa deja la taza sobre la mesa de noche, para ayudarme a acomodar las almohadas y que me pueda sentar para beber lo que me trajo.

- me duele la garganta - trae con ella un termómetro y me hace gesto para que abra la boca.

- creo que llamaré a la niña Alex - niego rápido y rosa me mira con el ceño fruncido.

- no Rosa, ella está hoy en la sesión de fotos, no quiero molestarla.

- ta bien, pero si lo veo peor, la llamo ¿bueno? - asiento, Rosa toma el termómetro - tiene 39 de calentura, tómese esto y se sentirá mejor - hago lo que me dice, siento escalofríos y la garganta me duele cuando trago, realmente enferme y mucho.

No se cuanto tiempo ha pasado, me siento desorientado, después de que Rosa se quedará hasta que me tomé el agua que sabía a diablos, el sueño llegó de nuevo. Tiemblo y estoy empapado mis dientes castañean, la puerta se abre trayendo consigo a una muy preocupada Alex.

- Oliver... - se sienta junto a mi y comprueba mi calentura - esta empapado, Rosa, trae por favor paños, creo que tiene más de cuarenta, sus ojos tan bonitos como siempre muestran preocupación.

- no te preocupes, estoy bien - trato de tranquilizarla, no quiero verla así.

- no te esfuerces, quedate quieto - sale con Rosa, y al rato regresa con un tazón agua y paños blancos, me ayuda a quitarme la camiseta y pone paños de agua sobre mi frente y en mi pecho - creo que si sigues así, te llevaré al doctor - niego no quiero ir allá, David entra seguido de Natalie.

Nosotros Somos Los Anderson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora