El Juego

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Oliver...

Es domingo, siete de la mañana y ya no soporto la cama, miro a mi lado a la hermosa rubia que descansa sobre su abdomen, sus piernas desnudas me dan la bienvenida a mi despertar matutino, ahhhh y es que ¿como resistirme si despierta toda mi virilidad? No, en ese sentido no puedo. Pero, lo que llama mi atención, es la otra pequeña rubia que yace al lado de su madre, tiene sus enormes ojos azules abiertos y lleva su pequeña manito a su boca, eso me causa mucha ternura en mi hija.

- hola mi vida... - susurro para no despertar a Alex, quien no se a que hora, se levantó por Hailye, debo admitir que la pasión desbordada de la noche anterior, me dejó totalmente noqueado - ¿así que ya despertaste? Heredaste eso de tu padre - le digo mientras la tomo en brazos con cuidado y beso su pequeña cabeza, Hailye hace sonidos de bebé - shhh no despertemos a mami cariño, ¿acompañas a papá a desayunar? - la veo ya con sus casi cinco meses y me parece ver un rastro de sonrisa lo cual me llena de todo el amor posible - ahhh veo que te gusta la idea ¡bien! A desayunar entonces.

Salgo de la habitación con mi hija en brazos y bajo hacía la cocina, ingreso en ella y veo a Irene sacando algo de la nevera, al verme se asusta y lleva una mano a su pecho.

- oh, hola Oliver, me asustaste - lleva un recipiente de plástico que no se que contiene.

-  hola Irene, no esperaba verte despierta a esta hora - ella me sonríe.

- quería... Hacerles un desayuno y llevarlo a su cama, pero me dañaste los planes - sonrió mientras me siento en la silla cerca al taburete.

- que dulce, lo siento, no quería arruinarlo.

- no importa, igual y lo hago, te sirvo tu desayuno, y subo el de Alex - es una niña muy tierna, ya va a cumplir casi tres meses con nosotros, y la psicóloga nos ha dicho que, a pesar de lo que vivió, ha avanzado muchísimo, tanto que ya está en la preparatoria, y tal cual, el chico Volkov lo prometió, la ha cuidado muchísimo, más de él bullyng constante que le hacen, según los chicos idiotas, por ser la " recogida de los Anderson" a lo cual, fui y le dije al director, que si no detenía los insultos hacía Irene, la revista haría una nota, no muy buena, de su escuela.

- vale, ¿no me vas a intoxicar o envenenar ¿verdad? - soltó su risita que, hace algunos días no ha dejado por ningún motivo, se que el chico vecino tiene mucho que ver, aunque le he dejado muy claro, que si se llega a sobrepasar con ella, le corto las bolas y se las hago tragar con salsa BBQ.

- nooo, no te voy a envenenar tranquilo - sigue en su tarea mientras yo hablo con Hailye.

- ¿ves? Ella es tu tía Irene, si algo me sucede después de desayunar, por favor hija mía, puedes hablar - un salero volador cayó sobre mi cabeza - ¡auch Irene!

- si le sigues diciendo eso, juro que si te enveneno - solté la risa, vi por el rabillo del ojo, a una despeinada rubia de pie en la puerta de la cocina.

- ¿desayuno familiar? - Alex sonríe acercándose, le da un beso en la cabeza a Hailye, espero mi beso estirando la boca como el cangrejo ese de la sirenita, pero no, Alex va y abraza a Irene dejándome como un perico con la boca estirada - hola Irene.

- hola Alex, preparo el desayuno ¿no te da miedo morir envenenada o si? - Alex sonríe y niega, ahora si se acerca a mi, toma mi rostro entre sus manos, y me da un beso tronado.

- buenos días amor - la miro con mi cara de idiota enamorado.

- gassss no hagan eso delante de mi sobrina, la van a traumar - la voz de Irene nos hace sonreír.

- es el amor... Irene - dice mi rubia y suspira.

- su amor va a hacer que vomité arcoiris - reímos.

Nosotros Somos Los Anderson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora