¡No Siento La Boca!

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Oliver...

No puedo creer que una salida a un bar con David, haya terminado conmigo ebrio, haciendo un espectáculo y tatuado, un horrible tatuaje que en cuanto llegue a NY lo eliminaré, el maldito cocodrilo tiene enormes dientes que apuntan directo a mi super Oliver, como si estuviera hambriento, lo peor fue que me dejé tatuar de una de las "amigas" de paula y marisol, una de las que estaban disfrazadas de hawaianas, que vergüenza, ¿como carajo le voy a dar buen ejemplo a mi hija, si me portó de esta manera? La que ha estado feliz es Alex, se ha burlado de mi todo lo que ha querido, pero esto no se queda así, David va a sufrir por esto...

Salgo en completo silencio de la casa de mis padres, ya tengo algo en mente, y con lo idiota que es David caerá fácilmente, tomo las llaves de la nueva camioneta de papá, conduzco por la ciudad buscando lo que necesito, el sitio en el que voy a comprar está aún cerrado y tiene un pequeño letrero que dice que la apertura es a las 10 de la mañana, decido desayunar algo evitando las llamadas insistentes de Alex, se que ya Hailey debe estar despierta y preguntando por mi, después de unas tres llamadas se rinde y mi teléfono no suena más, ya después le explicaré donde estaba.

El reloj por fin marca las 10 así que me levanto del pequeño café que se encuentra en frente y donde he desayunado tocino y huevos, la chica de la caja me hace sonrisitas, es bonita si, pero nada comparada con mi Alex, tomo el cambio que me ha dado del billete de 20 y veo como me guiña un ojo.

- lo siento cariño, soy un hombre felizmente casado - muestro mi dedo anular y le guiño un ojo cuando salgo del sitio, la chica queda con su rostro desencajado, no me imagino siendo infiel, eso no va conmigo.

Llegó al sitio y una chica muy estilo dark me recibe para nada sonriente.

- ¿en que le puedo ayudar? - aunque me siento incómodo en un sitio de estos, quiero ver a David sufrir un poco, así que lleno de aire mis pulmones para hablar.

- estoy buscando....

********************************

Llego a casa de mis padres de nuevo, Alex es la primera en recibirme, por su porte, cruzada de brazos y sosteniendo su peso en una pierna, se que está enojada.

- ¿donde estabas? Tu hija está hace mucho rato buscándote - sus ojos más verdes de lo normal me enfocan.

- ammm estaba, en la ciudad cariño - Alex levanta una de sus cejas y me señala.

- ¿estabas con una mujer, Anderson? - ¿que? Pero como se le ocurre a esta mujer pensar eso.

- por supuesto que no Alex ¿de que hablas? - Alex suspira me da la espalda y se va - ahhhh Nooo señora Anderson, venga aquí y me explica que clase de pensamientos retorcidos están pasando por esa cabeza loca - la sigo por las escaleras y el pasillo hasta que llegamos a mi antigua habitación.

- ¡nada! - se encierra en el baño dando un portazo que de no ser por mis reflejos me hubiera impactado de lleno en mi rostro.

- Alex... - golpeó suave la puerta con mis nudillos - por favor cariño, ven hablemos, no es nada de lo que estás pensando - me recuesto en la puerta.

- se que estoy fea, gorda, ojerosa, con arrugas, es normal que quieras ver otras mujeres, seguramente una que esté joven y bonita - arrugó mi entre-cejo ¿de que carajo está hablando esta mujer?

- ¿que? Alex por favor amor, para mi no existe ninguna otra mujer que ustedes dos - ¿de donde sacó esa estúpida idea? - amor, sal por favor, déjame explicarte que estaba haciendo, y quiero que sepas de una vez, que para mi, estás perfecta, así estuvieras gorda, fea, arrugada, y todas esas horribles cosas que has dicho.

Nosotros Somos Los Anderson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora