El Wasak...

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Oliver....

Me levanto despacio, son las seis de la mañana, han pasado diez días desde que mi pequeña muñeca a llegó a este mundo, recuerdo el momento exacto que la vi, me tembló todo. Hoy, con mucha tristeza, debo volver a trabajar, las contemplo tan perfectas ambas, duermen plácidamente, mi hija ahora es la causante de mis desvelos, pues, se despierta muy a las dos de la madrugada a llorar ¡y que pulmones! Creo que despierta a todo el vecindario, la pequeña llorona se despierta hambrienta y luego, papá la tiene que cargar a sacarle los gases y no vuelve a dormir si no la pongo sobre mi pecho.

Aunque intenté levantarme sin hacer ruido, Alex ahora se despierta hasta con el zumbido de un mosquito, cuando antes, ni el sonido de un terremoto la despertaba, abre sus preciosos ojos y me mira.

- ¿ya te vas? - habla adormilada.

-si cariño, es hora de volver a la oficina, el idiota de David no puede solo - sonríe pero es una sonrisa melancólica.

- te vamos a extrañar - habla haciendo puchero y eso me mata.

- yo las voy a extrañar a ustedes - me acerco y le doy un pequeño beso, ya que recuerdo que no me he lavado la boca y debe oler a mierda, nuestra pequeña se remueve despacio y hace sonidos como si estuviera tomando pecho, sonrió viéndola - creo que tiene hambre - Alex asiente y con mucho cuidado, acomoda a Hailey para darle pecho, no puedo evitar llevar mi vista a sus prominentes pechos, y es que, por la maternidad los tiene enormes.

- Oliver... - levanto mi vista para enfocarla, tiene sus ojos entrecerrados - limpiate la baba - no puedo evitar reír.

- lo siento - la dejo en su tarea maternal e ingreso en el baño, creo que esta, es la temporada más larga sin super Alex y mi cuerpo lo sabe.

Dejar a mi par de muñecas en casa, abre un agujero enorme en mi pecho, pero debo trabajar, porque no quiero quedarme pobre y que después cuando mi hija crezca, tenga que andar buscando trabajo, dé con un jefe que sea un hijo de puta, y yo lo tenga que matar con mi "super escopeta"  terminar en la cárcel y que Alex me tenga que ir a hacer la visita conyugal, y los hijos de puta que estén en la cárcel la morboseen y me manden a la celda de castigo y... mejor ya no pienso nada más. Llego a revistas Anderson cabizbajo, me hacen falta mis dos mujeres, David ya me está esperando.

- llegas tres minutos tarde Anderson, lo descontare de tu salario - el imbécil ese solo sonríe.

- vete a la mierda David - ingreso en mi oficina con David pisándome los talones, tomó asiento, cristal ingresa con dos cafés en sus manos, le da uno a David, el otro es para mi.

- gracias Cristalcita - Le hace ojitos de marica a mi secretaria, quien le sonríe dulcemente.

- con gusto señor Schmitt- juraría que le hace cara de enamorada, pero recuerdo que es lesbiana y tiene diez hijos - señor Anderson - la miro - he enviado todos sus pendientes a su correo.

- gracias Cristal, puedes retirarte - ella asiente y sale de mi oficina - ¿te gusta mi secretaria ahora David?

- ¡bah! Mi sueño más húmedo, es un show lésbico solo para mi, y después de verlas como se acarician, las dos me hagan una mama...

- ¡cállate la puta boca puerco! - David se echa a reír.

- mejor te dejo solo,  parece que estás en tus días - se levanta, y sale de mi oficina, suspiro fuerte, debo acostumbrarme de nuevo al ritmo del trabajo.

Largo rato después...

Estoy estresado, hay demasiado que hacer y solo quisiera regresar ya a casa, mi teléfono suena, es una notificación de whattsapp, es del grupo que Rosa creó, en el cual estamos, Alex, Natalie, David, Rosa y yo, deslizó mi dedo índice por la pantalla para  abrir el mensaje, lo que veo me deja en shock, una foto mía de bebé, donde estoy desnudo en la cama boca arriba, enseñando las pelotas, más abajo el mensaje de Rosa.

Nosotros Somos Los Anderson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora