Advertencia: No
Camino nerviosa hacia mi destino. Mis tacones suenan con cada paso que doy causando que las personas me miren, aunque sea por unos segundos.
De pronto lo veo a lo lejos, le están acomodando el cabello. Él se mantiene quieto, como si fuera un perfecto maniquí. Noto que han rasurado por completo su barba, me gusta, de todas las formas me gusta. Ahora mismo lleva su cabello al estilo Steve Rogers, jeans, una playera blanca, chamarra de cuero y botas.
Intento concentrar mi atención para no comenzar a babear por él, literalmente. Pero luego escucho que me nombra, sólo escuchar salir mi nombre de sus labios me hace sentir un escalofrío que me recorre de pies a cabeza. Alzo mi rostro y le sonrío en saludo, pero no es suficiente, así que cuando lo han peinado camina hacia mí con rapidez.
Me aferro con fuerza a mi teléfono, tal vez en búsqueda de algún tipo de apoyo psicológico que me ayude a charlar con él sin ponerme nerviosa.
─¡Hola! ─exclama un par de metros antes de llegar a mí, abre sus brazos y me rodea con fuerza.
Para mi mala suerte (o muy buena suerte) mis manos quedan resguardadas dentro de su abrazo, por lo que debo colocarlas sobre sus pectorales, totalmente firmes y perfectos.
─Hola, Chris ─le saludo nerviosa porque perciba mis manos temblorosas que lo tocan.
─Pensé que no vendrías ─murmura comenzando a aflojar su abrazo.
Estoy a punto de contestarme y él de soltarme, pero antes, deja un pequeño beso en mi cuello, muy cerca de mi oreja; quiero pensar que iba a ser un beso en la mejilla y él se equivocó de zona.
─Se me hizo un poco tarde ─musito intentando controlar mi voz que suena un tanto ahogada por las sensaciones que me dejó su beso.
─¿La señorita puntualidad llegó tarde? ─cuestiona lleno de incredulidad.
─Lo lamento, me surgió una reunión y no pude cancelarla ni trasladarla a otro día ─me excuso bajando la mirada.
Su mano de inmediato se coloca en mi barbilla para que alce el rostro. Lo noto más cerca de lo usual, puedo apreciar cada detalle de su rostro y el increíble color de sus ojos. Es un océano en el que desearía perderme.
─Te lo perdonaré con una condición ─dice bajando el volumen de su voz, que hace que suena más ronca y grave.
─¿De qué condición hablas? ─cuestiono nerviosa por lo que él causa a mis sentidos.
─¡Chris, es hora! ─escucho que le gritan para que continúe con la sesión de fotos, él se voltea y les hace una señal de que esperen un minuto.
Luego se gira de nuevo a mí y coloca sus manos sobre la banca donde estoy sentada, quedando apoyadas a cada lado de mis muslos, pero sin tocarme y dejándome acorralada con su cuerpo.
Se acerca demasiado a mí y sus labios quedan a la par de mi oreja derecha, su respiración me pone la piel de gallina y mi corazón late totalmente apresurado.
─Chris... ─musito con un hilo de voz ─, ¿Cuál es la condición? ─pregunto de nuevo.
─Tú invitas el helado y el más grande─murmura y besa de nuevo mi cuello antes de girarse para caminar hacia la zona donde le estaban tomando las fotos.
─¿Qué? ─cuestiono incrédula.
Él se gira, sin dejar de caminar, y me sonríe con galantería.
─Lo que oíste ─me dice y luego con su dedo me señala ─. Tú y yo, ¡noche de mejores amigos! ─exclama alzando las manos.
Sonrío por inercia y en un intento de hacer pasar desapercibido aquel sentimiento de desilusión.
Mi corazón se ha roto en muchos pedazos por aquella frase: "mejores amigos".
Oficialmente he sido delegada a la friendzone.
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Actualizo cada mes, ¡buuhh! Espero que les guste el OS, es corto, pero con mi habitual final inesperado :D