Siento pequeños besos que son depositados sobre mi espalda desnuda, las suaves caricias que hacen estremecer y logran que me despierte por completo. Emito una especie de ronroneo ante de que abra los ojos por completo.
Las paredes de la habitación son totalmente blancas y las cortinas de un azul oscuro, no reconozco los muebles y mucho menos el juego de sábanas en el que estoy envuelta.
─Buenos días, mi bella durmiente ─me dice una voz melosa mientras pasa su brazo por mi cintura y deja un beso más sobre mi mejilla, a escaso par de centímetros de mi oreja.
Tardo unos segundos en reconocer aquella voz, pero lo hago. Es mi ex. Chris continúa besándome, aunque ahora su cuerpo se coloca sobre el mío y besa mis hombros y cuello, no puedo evitar soltar un gemido por sus delicadas caricias.
Con rapidez me giro y me encuentro con su rostro a pocos centímetros del mío. Tiene una sonrisa risueña y me observa de esa manera que me enloquece, pero retomo mi cordura.
─¿Qué pasó? ─cuestiono confundida e intentando cubrirme con la sábana.
─¿No lo recuerdas? ─me pregunta un tanto dolido y yo asiento ─. Pensé que lo harías.
─Tengo una idea, pero quiero que me lo aclares ─afirmo.
─Nos encontramos en el cumpleaños de Scott, me evitaste más de la mitad de la fiesta, luego me aceptaste un trago, bailamos y hablamos por el resto de la noche. Te llevé a tu departamento, cuando llegamos notaste que habías olvidado la llave y no quisiste despertar al encargado por una copia, así que te ofrecí venir conmigo.
─Y acepté ─murmuro recordando esa parte de la historia.
─Sí. Cuando llegamos nos volvimos a poner a charlar en el sillón, de un momento a otro ya nos estábamos besando y luego llegamos a la habitación, lo demás es historia ─dice con seriedad.
Lo miro confundida.
Cuando dimos por terminada nuestra relación, que fue por acuerdo mutuo, quedamos en ser amigos y nada más. No puedo negar que lo quiero demasiado, pero ese avance que había tenido en superarlo se ha ido por la borda al verme enredada entre sus sábanas otra vez.
─Esto fue un error ─afirmo y le escapo de su agarre.
Sin soltar la sábana alcanzo mi ropa interior que no está muy lejos y me la coloco, me levanto y camino hacia mi vestido que se encuentra cerca de la puerta. Salgo de la habitación y escucho a Chris llamarme.
En la sala encuentro mi abrigo y el bolso, de este saco una liga y me amarro el cabello en una coleta alta.
─Para mí no fue un error ─dice Chris entrando a la sala mientras se abrocha los botones de su camisa.
─Lo fue. No somos nada, Chris. Prometimos quedar como amigos y volvimos a caer ─afirmo con molestia, aunque no con él, sino conmigo ─, sabía que esto pasaría, debí irme cuando pude.
Me coloco el abrigo ya que la mañana es fría y camino hacia la puerta con mi bolsa y tacones en la mano.
─¿Por qué no admites que aún funcionamos juntos? Anoche, cuando te tuve entre mis brazos, volví a sentir esa chispa y la magia, todo fue perfecto ─murmura Evans caminando hacia mí.
─Simplemente fue sexo ─miento mirándolo a los ojos, para que me crea ─. Fue un error.
Noto como su rostro se descompone y un semblante serio y dolido lo llena. Sé que no podré tolerar más tiempo verlo de esta manera, así que salgo y camino hacia el elevador. Mientras bajo, me coloco los tacones y limpio las pocas lágrimas que han salido de mis ojos.