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Estaba cansada de escuchar sonar sin descanso mi móvil, lo contesté sin mirar quien era.

-Te dije que te alejaras de él pero no me hiciste caso. Eso pasa cuando me ignoras guapa -mis manos se temblaron al escucharla-. No sabes lo bestia que fue Zack en la cama.

-Estúpida, tu eras la que me amenazabas -dije-. Maldita, eres una falsa. Ocho años siendo tu amiga y me haces esto. Eres una roba novios.

-Lo siento Rebecca, no tengo la culpa de que me guste Zack -se rió-. Se divirtió mas conmigo que contigo, eres demasiado sosa en la cama.

Puta asquerosa! ¡Eres una zorra aprovechadora! ¡Ojala te pudras en el infierno! ¡Zorra! -grité con toda mi alma-. ¡Te puedes quedar con el sinvergüenza de Zack! ¡Maldita puta

Sabrina finalizó la llamada. Cobarde. Pero ahí estaba yo, rota y deshecha, de nuevo. Me hervía la sangre dejarla disfrutar de mi dolor. Mi móvil volvió a sonar. Miré la pantalla, William me llamaba. 

Déjame en paz! ¡Eres un pesado! ¡No me llames, joder

-Rebecca ...

Cállate la boca William! ¡No quiero hablar con nadie! ¡Diooos! -colgué rápidamente.

-¡Los odio a todos! ¡Maldita sea! -grité patentado todo lo que veía. Mi móvil volvió a sonar de nuevo sin parar, seguramente era William. Sin pensármelo lo tiré en la cama. Me descontrolé, mis lagrimas salieron, no podía evitarlo. Todo dentro de mí continuaba rompiéndose.

*************

Habían pasado dos semana, aún seguía recordando la traición que me hizo Zack. Me dolía tanto, no había salido de mi habitación ni había ido a la universidad desde el día que lo encontré a Zack con Sabrina en la cama. Mi almohada estaba empapada de mis lagrimas, aún seguía con el moretón en el ojo. Mis padres ni mis hermanos se enteraron del moretón, lo tapaba con maquillaje.
El vació en mi pecho crecía. Creía que él me amaba de verdad, que había cambiado por mi pero no. Él solo me usó para una maldita apuesta, jugó con mis sentimientos. Qué estúpida fui.

-Rebe -tocó la puerta mi hermano pequeño, Álvaro-. Mamá dice que comas algo.

No respondí, parecía un fantasma.

-Rebecca, tienes que comer algo -dijo Héctor-. No puedes estar toda la vida así, olvida de ese imbécil.

Suplicó Héctor al otro lado de la puerta, no hubo respuesta de mi parte por segunda vez. Era como si estuviera muerta.

Se preocupaban por mi, lo hacían de verdad. Cerré mis ojos para tratar de dormir un poco, era la única salida que tomaba para olvidarme de un rato todo lo que estaba viviendo. Escuché como mis hermanos se alejaban de la puerta.
Después de veinte minutos intentando dormir, no lo conseguía. Tenía en mi cabeza la imagen de Zack. Decidí salir de mi habitación, quería beber algo. Llevaba días sin salir de mi habitación. Bajé las escaleras silenciosamente para qué Álvaro no me escuchase y fui a la cocina. En casa solo estaba, Álvaro y yo. Mientras bebía un vaso de agua, sentí una presencia detrás mía y enseguida me di la vuelta.

-Tienes un moretón -dijo Álvaro sorprendido al ver mi cara.

-N-no es un moratón, solo que me he rascado los ojos.

-Mentirosa, esto es un moratón. ¿Quien te ha pegado?

-No es tu asunto.

-Se lo voy a decir a Héctor.

-No -dije-. No se lo digas.

-¿Por qué no? Mírate, parece que te han pegado -dijo-. Por eso escondía todo el tiempo tu ojo.

-No te metas en los asuntos de los mayores.

-Yo soy mayor.

-No lo eres, solo tienes 15 años.

-Me da igual Rebecca, se lo voy a decir -salió de la casa.

El chivato de mi hermano se lo iba a decir a Héctor, siempre lo tenia que cagar todo. Ahora Héctor si que iba a matar a Zack. Subí a la habitación y me tumbé en la cama  intentando dormir por segunda vez cuando escuché que alguien tocó el timbre. Volví a bajar las escaleras y fui hacia la puerta. Abrí la puerta y vi a Zack. Estaba apunto de cerrar la puerta pero él puso la pierna para que no lo cerrara. Después abrió por completo la puerta.

-¿¡Cómo te atreves a venir a mi casa!? -dije enojada-. ¿¡Están felices con lo que han logrado!?

-¿De que hablas? - preguntó.

No quería sostener una conversación con él, pero si quería dejarle claro que me tenían cansada toda su porquería.

-Sabes perfectamente de lo que hablo. La zorra esa me habló hace unos minutos para recordarme que sus amenazas se cumplieron, ahora también termina tu burla y déjame en paz. 

-Solo quería verte -dijo con la voz floja. Tenia unas ojeras bastante marcadas y los ojos rojos como si hubiera llorado.

-¡Mentira, tu solo te quieres burlar de mi! -dije llorando-. ¡Mejor lárgate antes de que Héctor te vea!

-Primero te tengo que decir algo.

-¡Me importa una mierda! -grité-. ¡Mira lo que me hiciste! -dije aseñalando mi moretón. 

-Lo siento -murmuró.

¿De verdad me creí tan estúpida para creerle? Estaba muy equivocado.

-¡Imbécil! -me estallé-. ¡Eres una basura! ¡Lárgate de mi casa! 

Le empujé y cerré la puerta en su narices igual que él me hizo a mi. Ya no había nada que hacer, simplemente tenía que seguir con mi vida.

Enamorada De Un AcosadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora