Sábado por la mañana, me desperté por la maldita rayos del sol. Miré por la ventana, hacia un buen tiempo.
-Buenos dias -me di la vuelta al escuchar la voz de William.
-Buenos dias Will.
-Hace un buen día -sonrió-. ¿Qué tal si vamos a la playa?
-No se, me da vergüenza salir con esta barriga.
-Estas hermosa -dijo-. Te quiero quiero abajo en 10 minutos, nos esperan.
Y salió de la habitación.
Suspiré y me quité el pijama para ponerme mi bikini y unos pantalones cortos, peiné un poco mi cabello y después bajé hacia el salón donde me encontré a William tumbado en el sofá con los ojos cerrados. Me acerqué lentamente y cuando estaba lo suficientemente cerca le di un buen susto.
-¡¡DESPIERTAA!! -grité.
-¿¡¡Eh!!? -se despertó de golpe poniendo una mueca bastante adorable.
-Te la debía -sonreí.
Se levantó y pasó su brazo por mi cintura.
-También me debes otra cosa -dijo con una sonrisa pícara.
-¿No nos esperan en la playa?
-Pues que esperen.
Juntó sus labios con los míos, haciendo que perdiera todos los sentidos. Me separé porque necesitaba aire en los pulmones pero en seguida puso sus manos en mi cabeza y me acercó para besarme de nuevo, esta vez más lento haciendo que me entrara un cosquilleo en el estomago y no, no eran los enanos.
De repente la puerta se abrió y apareció Cristina y el rubio de la noche anterior. Al vernos, Cris nos miró con asco.
-¿Qué estabais haciendo vosotros dos? -preguntó Cristina de brazos cruzados.
-Limpiando el salón -dije.
-Jugando al parchís -dijo él.
Dijimos los dos a la vez para luego mirarnos y soltar un ¿Qué? también a la vez.
¿Qué clase de excusa es jugar al parchís? Ni siquiera había un parchís. Cristina rodó los ojos y después cogió al chico de la mano y lo llevó hacia fuera.
-Daros prisa.
Cuando por fin se fueron, solté una carcajada y miré a William que estaba tumbado en el sofá.
-¿Jugando al parchís? ¿En serio? -alcé una ceja.
-Es más creíble eso que lo que tú has dicho, a mi me da pereza limpiar.
-Mejor nos vamos -dije a lo que él asintió y se levantó también.
Caminamos a penas unas calles y llegamos a la playa que se encontraba vacía, solo había alguna familia y una pareja en lo que me alcanzaba la vista.
-¿Dónde se supone que están todos? -pregunté a lo que William se encogió de hombros
-Tendremos que buscarlo -se quitó los zapatos para empezar a andar por la arena y cuando vio que no le seguía se dio la vuelta confundido-. ¿Estás bien?
-Me da asco la arena -dije a lo que él soltó una carcajada.
-Vale -dijo intentando calmar la risa-. Pero yo no puedo hacer nada, la playa tiene arena.
¿No me digas? No lo sabía.
-¿Me llevas a caballito? -dije haciendo un puchero.
Obviamente no me da asco la arena, solo tenia pereza de andar y me apetecía subirme a su espalda.

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Enamorada De Un Acosador
Short StoryCuando Rebecca comienza a ser acosada por whatsapp, el miedo invade su vida. Su único objetivo es descubrir quien es su acosador. Pero a medida que los acosos comienzan a intensificarse, Rebecca se da cuenta de que en su interior comienzan a alberga...