-¿Puedes venir por favor?
-Claro, dime donde estas.
-No sé.
-Vale, intenta calmarte, voy a encontrarte. Dime que hay a tu alrededor.
Levanté la cabeza y me fije por primera vez en lo que me rodeaba, poca cosa para decir verdad.
-Cosas.
-Eso no me ayuda Rebe, busca algo más, lo que sea.
Me armé de fuerza para levantarme y empecé a andar un poco hasta llegar a una esquina, al doblar encontré lo que buscaba.
-Hay un parque al doblar la esquina.
-Ve al parque, solo hay tres en esta ciudad estaré ahí enseguida.
Mi pulso se aceleró al pensar que iba a colgar, necesitaba oír su voz, era lo único que me calmaba.
-William.
-¿Si?
-No cuelgues por favor -dije caminando hacia el parque y me senté en un banco más cercano
-Esta bien, tranquila ya voy.
No habló más pero oí su respiración al otro lado, me puse aún más segura, se qué estaba ahí.
Cinco minutos más tarde unos faros iluminó la carretera y frenó. Colgué la llamada me levanté a la vez que él salió del coche. Sin esperar más, corrí hasta sus brazos, puse la cabeza en su pecho e inspiré su olor que tanto había echado de menos.-Shh, tranquila ya estoy aquí -susurró.
Me separé un poco, solo un poco, para poderle mirar a sus hermosos ojos cafés.
-Lo siento por lo que pasó el viernes, la verdad me cuesta olvidarme de él, soy una idiota pero joder, te quiero y esta vez no te estoy mintiendo.
Un segundo más tarde mis labios estas sobre los míos, eran suaves.
-No pasa nada, con el tiempo le olvidarás -dijo.
-Pensé que me odiarias después de todo.
-Jamás podría odiarte Rebe.
-Pues deberías.
-Deber y poder son dos cosas distintas -susurró contra mis labios-. Vayamos a casa.
Caminamos hasta el coche en silencio, me abrió la puerta y me acercó a besarle una última vez antes de subir. Pretendía que fuese un beso corto pero William parecía tener ganas de besarme aún más.
Cuando toco mi mano, solté un quejido y su cara de preocupación.
Sacó su móvil rápidamente y encendió la linterna para apuntar hacia mi muñeca.-¿Quien te ha hecho esto?
-Mark -murmuré-. Intento violarme.
-¿¡Qué!?
-Si -dije y alcancé su mano en un intento para calmarlo-. Iba a contartelo.
-Maldito cabron -dijo con furia-. ¿Os hizo mucho daño?
-Bueno... -dije-. Calmate por favor.
-¿Te ha hecho algo más? -miré hacia abajo-. Te llevaré hacia casa y después mataré a ese hijo de puta, sera rápido lo prometo.
-William -y como no, me interrumpió.
-No intentes convencerme de que no lo haga porque no lo vas a... -esta vez lo interrumpí estampando mis labios contra los suyos-. Esta bien, hoy no lo mato, vámonos a casa.
Subió al coche y empezó a conducir a gran velocidad. Cuando llegamos a su casa, subimos las escaleras, nos fuimos al baño y William empezó curarme la herida de la muñeca.
-Te he dicho que estoy bien, para de quejarte y déjame besarte -dije poniendo carita de cachorrito pero no funcionó.
Resoplé frustrada y deje que me curara sin decirle ni una palabra más.
-Liso -sonrió orgulloso.
-Genial, me voy a dormir -salí del baño y oí como me seguía en dirección a mi habitación.
-¿No querías besarme?
-Ya no, se me ha quitado las ganas -dije fingiendo enfado-. Hasta mañana
Antes de que pudiera contestar, le cerré la puerta en la cara y me tumbé en la cama.
-¿Ni un beso de buenas noches? -gritó dede otro lado.
Lo volví a ignorarlo y oí sus risas pasos alejándose por el pasillo, después de la puerta de su habitación cerrarse. Me levanté de nuevo y me quité la ropa para ponerme el pijama, entonces salí de la habitación y caminé hacia la de William. Abrí la puerta, estaba tumbado de boca arriba con los ojos cerrados, supongo que fingia estar dormido porque apenas habían pasado dos minutos desde que entró en su habitación. Me acerqué sigilosamente y me metí bajo las sábanas a su lado. Abrió los ojos y me abrazó. Sabía que estaba fingiendo, sonrió y me besó.
-Te quiero -dijo contras mis labios.
-Yo también te quiero, no sabes cuánto.
********
Los días pasaron, ya era la hora de volver al campus. Después de dos horas de viaje, por fin llegamos. Llamé a Brenda para avisarla así que cuando entramos, estaban esperando junto Keila.-¡Rebecca! -gritó mientras corría hacia mi-. Te voy a matar por abandonarme aquí dentro aislada del resto de la humanidad mientras vosotros os divertíais.
-No era suficiente -dije riéndome.
-Me da igual, te echado de menos.
-Yo a vosotras también -dije-. Chicas nos vemos luego, tengo que subir esto -dije señalando su maleta y la mía, que por cierto, William subía las dos maletas.
-Okey, nos vemos luego.
Subimos en silencio hacia la puerta de nuestra habitación. Nos detuvimos por un momento.
-Gracias.
-¿Por qué?
-Por todo, por sacarme de esta cárcel durante cuartos días, por estar siempre que te necesito, por hacerme sentir segura y por darme la oportunidad que no merezco de estar contigo.
Noté como su mirada se volvió cálida y un segundo después tenía sus labios sobre los míos. Sus manos estaban a ambos lados de mi cara y yo puse las mías en su pecho notando los latidos de su corazón. Saboreé sus labios tan suave como siempre en su beso cariñoso. Al separarse, apoyó su frente con la mía y me miró fijamente a los ojos.
-No vuelvas a decir eso -susurró prácticamente sobre mis labios.
-¿El qué? -pregunté confundida, literalmente había olvidado todo lo que había pasado antes del beso.
-Que no mereces estar conmigo -dijo serio-. Eres la chica más perfecta que conozco. Puedes que te hayas equivocado en algunas ocasiones pero ¿y quién no? Somos seres humanos Rebecca y yo te quiero tal cual eres, con todos y cada todos tus defectos.

ESTÁS LEYENDO
Enamorada De Un Acosador
Short StoryCuando Rebecca comienza a ser acosada por whatsapp, el miedo invade su vida. Su único objetivo es descubrir quien es su acosador. Pero a medida que los acosos comienzan a intensificarse, Rebecca se da cuenta de que en su interior comienzan a alberga...