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⚠️ESCENA EXPLÍCITA: Ya sabéis como funciona. Quien quiera, que lea y él que no, que se abstenga de comentarios innecesarios.

Era viernes, me desperté siendo aplastada por mi amigo. William saltó encima mía dándome un buen susto.

-Buenos días Rebe -dijo con una sonrisa.

-¿Algún día me despertarás de forma normal?

-Lo normal no es lo mío.

-Al menos quítate de encima.

-¿Por qué? -alzó una ceja-. Sabes que te encanta que te aplasten.

Rodé los ojos e intenté salir pero era imposible.

-Me estas haciendo daño.

-No es verdad, ni siquiera estoy apoyando todo el peso, aunque sí quieres...

Y entonces, quitó las manos que estaban apoyadas sobre la cama y dejó su peso encima mía.

-Aaauu -me quejé mientras reía por la estúpida situación-. Pesas mucho, tienes que ponerte a dieta o ninguna chica se te acercará.

-No necesito que ninguna chica se me acerque, ya tengo la única que me interesa.

-¿A si? ¿La conozco? -pregunté con intriga.

Se río al notar mi tono de voz y se acercó al apoyar su frente en la mía.

-No se si la conoces, es muy borde como tú.

Me quedé un rato pensando.

-No se quien es -suspiré y me levanté de la cama-. ¿Qué hora es?

-Las siete y media. Las clases empezarán en media hora.

-Vale -solté un bostezo-. Espérame afuera.

-No tardes -salió de la habitación.

Busqué en el armario algo para ponerme y al final encontré unos shorts y una sudadera. Me lo puse todo junto con mi vans negras. Cogí mis libros, lo puse en el bolso y salí de la habitación.

*******
La clase de biofisica fue tan aburrida, miré a mi alrededor y todos estaban igual de aburridos. William estaba sentado a mi lado haciendo garabatos en su cuaderno. La profesora estaba sentada frente al escritorio mientras revisaba los exámenes que anteriormente habíamos hecho.
El sonido del timbre retumbó en mis oídos. Todos recogieron sus cosas y sin esperar el permiso de la profesora, salieron del aula incluyéndome. Vi que William se iba por el otro lado.

-¿A donde vas?

-A la biblioteca, hay un libro que tengo que leer.

-Vale, nos vemos después.

Subí a la habitación y abrí la puerta. Lo primero que hice era coger mi portátil y luego lo encendí. Mientras leía algunos correos electrónicos, escuchaba el tic tac del reloj. Estaba bastante aburrida. Miré el reloj, eran las cuatro de la tarde. Era viernes y no me apetecía hacer nada. Cogí mi móvil que estaba en la mesita y empecé a revisar llamadas.
Vi dos llamadas perdidas de Zack, lo llamé pero él no me respondo. Asi que decidí ir a su casa, quería verle. Salí de la habitación y bajé las escaleras.

Una vez fuera del campus, un leve brisa se hacía presente, haciendo que un escalofrío recorría mis piernas. No debería haber salido con los shorts. Después de 20 minutos caminando, llegué a su casa. Toqué el timbre y su madre abrió la puerta.

-Buenos tardes señora.

-Buenos tardes mi niña. ¿Qué tal estas?

-Bien, gracias. ¿Puedo pasar?

-Claro -entré-. Zack se está bañando, si quieres, le puedes esperar en su habitación.

-Vale -dije y subí a su habitación.

Entré en su habitación y me dirigí al baño. Toqué la puerta.

-Zack, soy yo Rebecca.

-¿Rebe? ¿Cuando has venido?

-Hace dos minutos, te espero en tu habitación.

-Vale -respondió.

Me senté en la cama mientras miraba su habitación.

-¡Rebe! -gritó desde el baño.

Entré en el baño.

-¡Qué! -respondí, el agua corría y algunas gotas caían por mi cuerpo.

-Me pasas la toalla ¿por favor?

-Vale -cogí la toalla y se lo dí.

-Gracias amor.

-De nada -dije y abrí la puerta.

-No te vayas, quedate conmigo. -al final me quedé en el baño.
Mientras lo esperaba, miraba el reflejo del espejo. No podía ver con claridad mi reflejo por la cantidad de humedad que había en el baño. Me sobresalté al escuchar la cortina abrir. Unas manos grandes se posaban en mi cadera y me jaló hacia atrás pegandome a un cuerpo duro.

-Que bien que has venido -me obligó a voltearme rápidamente.

Tenía que alzar la cabeza para poder mirarlo a los ojos, a pesar de ser tan pequeña en sus fuertes brazos. No dudé ni un segundo en atrapar sus labios con los míos.

-Esta tu madre -dije con una media sonrisa.

-Eso es lo que menos importa -cogió del armario un preservativo.

Inconscientemente entré en la bañera, Zack pegaba mi cuerpo al suyo y su labios devoraba a los míos. Enseguida me quitó toda la ropa.

-¿Me lo pones? -preguntó enseñándome el preservativo.

-No -oí una pequeña risa de su parte.

¿Cuántos condones se habrá puesto antes de que fuese mi novio? Seguramente, muchos.

Mordí su labio inferior haciéndole bajar sus besos a mi cuello y a mi clavícula. No pude evitar soltar un suspiro al sentir como tocaba mis pezones de una deliciosa manera. Me dio la vuelta de manera brusca y apoyé mis manos en los azulejos.

-¡Ah! -me sobresalté al sentir como su miembro rozaba entre mis nalgas.

Me giré para volver a besarle, me agarró de la entrepierna y después me abrió la pierna. Un pequeño grito de mi parte se ahogó en su labios al sentir lo grueso de su masculinidad entrando lentamente en mi.

-Oh -gemí cuando entró por completo.

-Te amo -susurró en el oído.

Con una mano, estrujó mis nalgas. Sus manos agarraban fuerte mi entrepierna y siguió su ritmo.

-Z-Zack -dije entre gemidos.

Una intensa oleada de calor recorrió todo mi cuerpo y sentí que estaba al borde del orgasmo. Solo una última penetracion hacia falta hacerme llegar a un delicioso orgasmo. Zack salió de mí. Mis brazos estaban entumecidos por el tiempo que estuvimos haciendo el amor.

-Eres tan hermosa -su sonrisa hizo que mi interior se contraiga-. Te amo.

¿Como es posible que solo con una sonrisa me excite?

Enamorada De Un AcosadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora