Narra Luna.
Me senté en frente de alan.
-¿Como dormiste Luna?,¿el otro todavía no se levanta?.-
-No todavía no.- a la cocina entro un chico rubio.
-Buenos días.- me sonrío.
-Buenos días.- respondí desviando mi mirada para otro lado.-Alan, ¿Cuantos grados hacen?.- dije mirando un termómetro.
-Casi 4 grados.- asentí.
Hace demasiado frió, cuando hablamos sale vapor. Yo con un buzo y una frazada aun tengo frió.
-Luna veni ponete alado de la estufa.-alan me hizo un lugar alado de el.
Me senté alado de alan y este mismo me paso una taza con café.
-Gracias Alan.- le sonreí.
El chico rubio se sentó donde estaba yo.
-¿Como te llamas?.- me pregunto. Cruce mirada con Alan.
-Luna.- respondí. No se que tenia el chico este, pero me intimidaba mucho.
-Que lindo nombre, yo me llamo Bastian.- asentí.
Mire a Alan incomoda.
-¿De donde sos?.- volvió a hablar.
Estaba por responder cuando escuchamos un ruido de algo caerse.
Nos dimos vuelta y vimos como un gatito blanco estaba arriba de la mesada.
-Luna, ¿podes ir a despertar a Paulo?.- asentí media dudosa. No quiero hablar con Paulo pero tampoco me quiero quedar acá.
Camine hasta la habitación donde estaba Paulo durmiendo y me coloque en la esquina de la cama.
-Eu.- moví su pierna para que se levantara.- Te llama Alan.- dije.
Vi como se estiro en la cama, así que me fui de la pieza y me volví a sentar alado de Alan.
-¿Tenes frío?.- alan metió mas leña a la estufa.
-Mas o menos.- nos quedamos en silencio por un rato hasta que Paulo apareció.
-Buenos días.- entro a la cocina con una sonrisa en su rostro pero a mi ni me miro.
Me levante de la silla y fui hasta el baño.
Me mire al espejo tenia ojeras y el labial corrido. Me lave la cara y me peine y salí.
-Vamos a ir a caminar hasta una vertiente que hay por acá, ¿queres ir?.- El chico rubio me invito.
-Bueno.- mire que Alan se estaban poniendo la campera.
Corrí hasta la pieza y busque en uno de los bolsos un gorro, una bufanda y me puse un campera.
Fui hasta donde estaba alan y salimos al patio.
Observe bien el lugar. La estancia estaba muy descuidada, algunos arboles ya estaban secos y había basura por todos lados.
Comenzamos a caminar por un caminito hasta que llegamos a un galpón grande.
-Acá tenemos la carne de lo que casamos.- cuando abrió la puerta del galpón lo primero que vi fue un cabeza de vaca.