Narra Luna.-No amor... quédate un ratito mas.- Paulo sostenía mi cuerpo sobre el suyo.-Abrázame, tengo frió.- sentía sus labios rozar contra mi cuello haciéndome estremecer.
-Bebé, voy a llegar tarde.- dije mientras acariciaba su rostro. Sus labios estaban mas rojizos de lo normal por el maratón de besos que habíamos tenido hace unos minutos.
-No importa, quédate conmigo.- sentí como empezó a morder y a succionar mi cuello. De un salto me salí de arriba de el.
-No Paulo.- corrí al espejo.- Ya habíamos hablado de las marcas.- lo mire mal. En mi trabajo no me permiten ir con marcas.
-No se notan, no seas exagerada.- Vino a mi lado y me abrazo por la cintura.-No vallas a trabajar hoy... Por favor.- daba suaves besos sobre mi hombro y cuello.
-No puedo rey.- me di vuelta enfrentándolo.-Tengo que ir si o si, pero cuando vuelva te lo recompenso.- bese sus labios y antes de separarnos se los mordí.
Este sonrió como un niño.
-¿Como me lo vas a recompensar?.-Sus manos apretaron mi cintura.
-Ya vas a ver.- me mordí el labio provocándolo.-Pero ahora me tengo que ir.- salí de su agarre y busque una campera.
-Que mala sos.- lo escuche decir atrás mío.
-Es mi responsabilidad.- me encogí de hombros.
-Ya se, pero quería que te quedes conmigo.- siguió hablando atrás mío.-Afuera esta frió y llueve, podíamos quedarnos acostados, mirando películas mientras nos dábamos besos.- aun que sonara muy tentador no puedo faltar al trabajo.
-¿Me llevas?.- este soltó un suspiro y asintió.
-Vamos.- agarro las llave y bajamos las escaleras.
Entramos al auto y Paulo comenzó a conducir hasta mi trabajo.
-Chau bebito, te amo.- bese sus labios repetidamente.- Nos vemos a las 8.- salí del auto y entre a mi trabajo .
-Hola Susana.- Bese la mejilla de mi jefa.
-Buenos días Luni.- paso su mano por mi espalda.- Pensé que no ibas a venir, esta muy feo afuera.-
-Si, pero igual es mi responsabilidad venir a trabajar los días que me toca.-
-Esta bien, me gusta que pienses así.- le sonreí.
-Voy a empezar a preparar las mesas.-avise y salí para el gran salón.
(...)
Paulo me alzo y me subió a la mesada. Sus manos recorrían mi cuerpo desesperadamente. Sus labios recorrían mi cuello, labios y hombros volviéndome completamente loca.
-No sabes como te extrañe.- mordió mis labios. Saco mi remera rápidamente y de un momento a otro me encontraba solo en bragas arriba de la mesada.
-Ah, Paulo.- hice mi cabeza hacia atrás al sentir como comenzaba a jugar con mi intimidad.
-¿Te gusta?.- susurro contra mi oido.-¿Mm?.- sus dedos entraban fuertemente adentro de mi.
-Ay, si Pau.- Lleve mis manos a mis senos apretándolos.
De un momento a otro se agacho al estar a la altura de mi intimida y sin previo aviso ataco a esta con sus labios. Chupa y mordisqueaba mi intimidad.