Cuando llegaron a la aldea todos los niños corrieron hasta formar un corrillo alrededor del chico pelirrojo. Katsuki se sorprendió ante aquel recibimiento y pensó que aquel chico debía de ser muy importante en su aldea. Tardó un momento en darse cuenta que lo que los niños estaban mirando a King con unos ojos brillantes de admiración. Pasó de ellos y siguió caminando detrás de el pelirrojo. Cuando se paró para contener a los niños, se quedó plantado en el suelo. No sabía que se suponía que tenía que hacer ahora. Ya estaba en la aldea, bien. Empezaba con buen pie. Suspiró y se cruzó de brazos. Al rato una niña se coló y se acercó hasta donde él estaba. Katsuki no le prestó atención hasta que le empezó a tirar ligeramente de sus pantalones. Le miró de reojo. La niña era relativamente pequeña, y tendría no más de cuatro años, probablemente ni sabía quien era él, ni lo peligroso que era, pero cuando bajó un poco más la mirada por su insistencia la niña alzó ambos brazos pidiendo que la levantara. Katsuki miró hacia otro lado. Sabía lo insistentes que podían ser los niños, y cuanto más pequeños, más pesados. La ignoró por un rato e intentó encontrar refugio en Deku, pero éste estaba junto con el pelirrojo, reteniendo a la mayoría de los niños. Estaba seguro que ninguno de los dos se había dado cuenta de aquella pequeña escurridiza.
Respiró hondo y se agachó hasta donde se encontraba la niña. Entonces se fijó que detrás de ella había una pequeña tortuga. Parecía débil pero Katsuki sabía lo duras y cabezotas que se volvían aquellas personas y sus animales acompañantes. Por eso eran la única aldea que estaba tan cerca de la suya, la única que había aguantado tan cerca de los leones tanto tiempo. Eran prácticamente indestructibles. Y entonces se asustó, no debía ser bienvenido allí. Los leones siempre trataban de echarlos de aquel lugar debido al pequeño lago de aguas termales naturales que tenían sólo para ellos. Al parecer, nadar era muy importante para ellos, y gracias a esas aguas con propiedades especiales, sus pieles se volvían tan duras. Era como magia y algo sagrado para aquella aldea. Era la principal razón de que los leones la quisieran y esa era la principal razón de que ellos no se la dieran. Si los leones además de ser fuertes, fuesen indestructibles, querrían conquistar a todas las aldeas, lejanas y cercanas.
Katsuki al pensar eso se odió a sí mismo. ¿Cómo podía ser tan egoísta su aldea? Si hubiese ganado el combate, habría intentado mantener la paz con aquella aldea, o a lo mejor no. ¿Quién sabía? A lo mejor el poder de ser el dominante le habría cegado y no habría sido capaz de liderar a su manada con la cabeza fría.
Decidió volver a la niña que ahora le miraba con unos ojos enormes y sorprendidos. Cuando la tuvo en frente, lo primero que hizo la niña, a parte de mirarle las tiras que tenía debajo del ojo, fue alzar una de sus pequeñas y regordetas manos hacia él. El chico se asustó un poco, pero se dejó hacer. Él no la tocaría, a no ser que le diesen permiso de ello. Le niña dirigió su mano hacia su pelo rubio cenizo. Ante su sorpresa se dejó hacer. La niña tiró un poco de su cabello, y tuvo que contar hasta diez varias veces para no empujarla y tirarla al suelo de un golpe.
Después intentó coger su cara con sus diminutas manos y empezó a inspeccionarla más detalladamente, mientras Katsuki se mantenía inexpresivo. Tampoco era tan molesto, claro que tampoco le gustaba demasiado. Se sentía evaluado por una simple niña.
—¡Kacchan, todos los niños quieren conocerte! ¿No es genial? ¡Kacchan! —cuando Deku se giró para observar al chico que se había mantenido callado todo ese tiempo se quedó mudo al ver que estaba con una niña. ¡Estaba rompiendo las normas! Cómo le viese algún adulto, le matarían por un malentendido.
Corrió hacia donde se encontraba Kacchan y se quedó paralizado.
Kacchan no estaba tocando a la niña, sino que era la niña la que le estaba inspeccionando. Él estaba agachado y la niña le estaba tocando la cara con cuidado, mientras él tenía los ojos cerrados. El rostro sereno de Katsuki era hipnotizante.
Se quedó observando sorprendido y no supo qué hacer. La niña parecía tan concentrada en descubrir los secretos de su rostro que hasta sintió celos, él también quería hacer aquello. Después de pensar eso se dio una bofetada mental y siguió preocupado por la situación.
Al momento salieron todos los adultos de la aldea, que al parecer estaban escondidos o esperando algo. Los niños corrieron hasta donde estaban sus padres y se quedaron allí con una sonrisa. Aquel recibimiento no se lo habían hecho a Midoriya con lo cuál no entendía que estaba pasando. Claro que su situación fue completamente distinta. Se encontró a su buen amigo pelirrojo, que se llamaba Kirishima, atrapado en un lugar alejado de su aldea. Le salvó y cuando entró en la aldea unos días después le aceptaron con una sonrisa.
Aquello parecía como una prueba de confianza. Después de unos segundos, la niña retiró con cuidado las tiras que tapaban la marca de debajo de su ojo. Y entonces cuando Katsuki quedó al descubierto, la niña le bajó la cabeza ligeramente y le besó la frente con cuidado. Los adultos de la aldea empezaron a gritar emocionados y felices. Eso ya empezaba a parecerse a el recibimiento que había tenido él hacía unas semanas.
Después de eso Katsuki se levantó serio y la niña se colocó a su lado y agarró su mano felizmente. Katsuki bajó la mirada hacia la niña de nuevo y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. Deku estaba alucinando.
Andaron juntos hasta donde se encontraban los adultos, gritaron y vitoreando, y Katsuki entregó la niña con delicadeza a uno de ellos. Algo confuso los miró fijamente.
—¿Qué ha ocurrido? —preguntó desorientado.
—Nuestra pequeña te ha elegido, león, ¡Eres apto de entrar en nuestra tierra! ¡Eres un hermano ahora! —gritó un chico que no sería mucho mayor que ellos. Lo que pasaba es que se había casado y ya tenía hijos alrededor suya.
Katsuki asombrado por todo lo que ocurría a su alrededor buscó a Deku entre la multitud. Lo encontró con la mirada, pero sólo hizo que se sintiera aún más perdido. ¿Qué estaba ocurriendo en aquel momento?
Deku se acercó a él con una sonrisa amable en el rostro. Katsuki tuvo la sensación de que sabía lo que venía a continuación, aquel pequeño y estúpido lobo sabía lo que iba a ocurrir y eso le puso más nervioso aún. Se quedó mirándolo fijamente, para descubrir lo que ocurría, pero sólo conocía a Deku de un día, y aunque hubiesen compartido mucha información personal y sentimientos, no era suficiente para saber lo que mostraban los ojos de Deku en aquel momento.
—¡Papá! —el hombre que tenía delante agachó su cabeza para escuchar a su hijo que estaba al lado de la niña que acababa de besarle. —¿Podemos jugar con él? —el hombre miró a Katsuki con los ojos entrecerrados y después afirmó moviendo la cabeza.
Entonces Katsuki supo que sería su perdición.
De repente todos los niños de la aldea se lanzaron a por él o esa fue la impresión que tuvo Katsuki. Se cayó al suelo debido a que algunos saltaron para tocarle el pelo.
Cuando estuvo en el suelo con un montón de niños abrazándole, escuchó a Deku reírse desde atrás. Empezó a gritar y los niños se apartaron asustados. Deku al notar esto se sentó al lado de los niños y los tranquilizó.
—No os asustéis no muerde. —les dijo tranquilo mientras los niños volvían a abrazar a Katsuki y otros se quedaban rezagados al lado de Deku. —Seguro que queréis hacer preguntas, como me hicisteis a mí. —dijo Deku, creyéndose especial, pensó Katsuki. Le pareció aquel comentario un poco egocéntrico pero lo pasó por alto.
—¿Tienes colmillos?
—¿Matáis a los niños en tu aldea?
—¿Porqué sois tan agresivos?
—¿En tu aldea tenéis todos el pelo así o eres sólo tú?
Katsuki suspiró pesadamente y se hizo a la idea de lo largo que sería aquel día.
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El Cuento Del León Y El Lobo
FanfictionUn mundo en el que las personas viven acompañadas de animales, como parte de sus almas. Un mundo en el que, a pesar de la diversidad de razas, religiones, leyendas, dioses...hay grandes desigualdades y guerras. Un mundo muy parecido al nuestro, pero...