Se acercaron lentamente.
Cuando estuvieron frente a ella, aún agarrados de la mano, la mujer se quedó paralizada, sobretodo porque no reconoció a ninguno de los dos.
Contuvo el aliento y sus ojos solo reflejaron angustia y miedo.
Deku, a pesar que se encontraba al lado de Colmillo, su animal acompañante, no se sentía más seguro entre tanto lobo. Sabía que había sido su hogar durante prácticamente toda su vida, pero hacía un año que no pasaba por allí, y además, ahora podían considerarse una panda de asesinos. Respiró hondo y sin decir más metió a su madre en la tienda. Ella no gritó, ya que le puso una mano en la boca y con la otra le inmovilizó los brazos. Cuando hubieron entrado los tres se quedaron callados por unos segundos.
-¿Quiénes sois? ¿Qué queréis de mí? -le dijo su madre aterrorizada. Estaba casi seguro que pensaba que iban a matarla, pero era una situación completamente contraria.
-Mamá...-susurró mientras se quitaba la capucha de su capa. Aunque estuviese pintado su madre le reconoció en seguida. Fue a darle un enorme abrazo y lloró en su hombro. Izuku se quedó allí, estático mientras su madre lloraba. No entendía muy bien la razón de por qué estaba llorando, pero, ¿Acaso importaba? Su madre le estaba abrazando, después de tanto tiempo. Ese era el mejor regalo que pudiera haber recibido de su madre jamás.
Izuku abrió los ojos lentamente, los había cerrado para sentir a su madre en cuerpo y alma, y al hacerlo se encontró con los penetrantes y enigmáticos ojos de Katsuki que le observaban apartado. ¿Era una ligera sonrisa lo que formaban sus labios? Debía de serla ya que sus ojos (a pesar de que él no fuese un Lector de Almas) no reflejaban ni odio, ni dolor, sólo amor. Izuku le sonrió abiertamente mientras su madre le envolvía, y Katsuki miró hacia otro lado.
Cuando se separaron, hubo un ligero aroma de incomodidad en el aire.
-Izuku...cariño. -dijo su madre contenta, pero a la vez llorando. -¿Porqué has vuelto? Si te encuentran te matarán.
Izuku suspiró, y miró a Colmillo, el animal se había recostado a un lado de la tienda y estaba durmiendo plácidamente al lado de la loba de su madre. Era cierto que no habían, descansado ni dormido en todo ese día, además que Colmillo ya no estaba tan en forma como para hacer viajes, y ahora se estaba notando que no había entrenado a su animal acompañante.
-¿Qué está haciendo Endeavor, mamá? ¿Qué es lo que pretende? -a pesar de que fuese su madre y la quisiese más que a nada, sabía que ella era fiel a la manada, no podría confesarle la traición de Todoroki, ya que sería su fin. Ya de por sí estando él allí, la estaba poniendo a prueba. Y en cierto modo, su madre lo sabía. Izuku la estaba probando para ver cómo era de fiel a su manada, y qué cosas haría por ella. Pero si hijo no la conocía bien.
-Izuku, seguro que no lo entiendes, pero esto va a ser un gran golpe para los lobos. Nos alzaremos como los Alfas de todas las demás tribus, y nos respetarán y nos temerán, tanto como temen ahora a los leones los demás. Kacchan dejó de respirar por unos segundos, Izuku hasta lo notó. Hasta su madre se había tragado la promesa de poder de Endeavor. Eso estaba mal, muy mal, estaba haciendo creer a los lobos que podrían con los leones, pero eso era imposible. Los leones no estaban entrenados igual que los lobos. Los lobos siempre atacaban en manadas, en cambio los leones no eran así. Las leonas cazaban y el león dominante era el que defendía y luchaba porque era el más fuerte. Si los lobos conseguían si quiera traspasar la frontera de los leonas sería por pura suerte, los leones cuidaban su territorio. Admitían visitantes y peregrinos, como había dicho Kacchan, pero sólo si su tribu era amiga de los leones. En caso contrario, probablemente se encontrasen con una muerte segura.
-Si lo que pretende Endeavor es ganar territorio, así no es la manera.
-No, él quiere ganar poder y respeto. -le soltó como si se lo hubiese aprendido de memoria.
-Pero mamá, los leones son los más fuertes y temidos por algo.
-Sí, pero tenemos un arma secreta que nos hará invencibles. -le susurró como si no quisiese que Kacchan se enterase del secreto.
Él asintió de todos modos, ya lo sabía. Y Izuku también, el problema era que esa supuesta arma secreta, no era un arma en realidad.
-De acuerdo. -respondió Izuku no muy convencido. -¿Y no has pensado en todos los niños, familias...?
-Deku. -le cortó Katsuki. Aquello debía de ser doloroso para él y le estaba rogando que parase ya de intentar convencer a su madre de que aquello estaba mal. Estaba claro que le habían comido la cabeza con promesas falsas y era imposible hacerla cambiar de opinión.
Respiró hondo y se acercó a Katsuki, le rodeó la cintura con uno de sus brazos y esto hizo que Kacchan su pusiera tenso y diese un pequeño salto por la sorpresa.
-¿Y quién es éste Sinan?-había usado la palabra prohibida.
Había una serie de niños, que eran abandonados de sus tribus nada más nacer, bastardos, hijos no deseados, prácticamente, al ser abandonados no se les otorgaba animal acompañante y por tanta eran Sinans, personas sin animales acompañantes que no venían ni iban a ningún sitio. Se les consideraban fantasmas, incluso había leyendas que si te encontrabas con alguno éstos te maldecían y quedabas maldito el resto de ti vida. Claro que eran simples rumores y leyendas, pero considerando que una leyenda que había leído en el Aviario se estaba haciendo realidad, ya no sabía que pensar. De todas formas, Kacchan no era un Sinan.
-Es mi novio, mamá. -ella le miró de arriba a abajo. La anterior conversación con su hijastro no había sido muy de su agrado y no estaba de humor para bromas.
-Venga, Izuku, no estoy de humor, de verdad. -le dijo, aún con ternura. Aquélla mujer daba igual lo que dijese o lo que realmente sintiese, sus palabras siempre sonaban dulces.
-En serio mamá, éste es Kacchan, mi novio. -le repitió entusiasmado. Aquello no podía haber dejado más perpleja a su madre, ya que Kacchan se quitó la capucha y a pesar de su color de pelo teñido, aquellos ojos y la marca de desterrado que le caracterizaba le dieron las pistas suficientes a su madre para averiguar quién era, y porqué no tenía animal acompañante.
-Así que has venido por él. Para que le conociera. -le dijo enigmáticamente su madre. Se acercó a Kacchan y le dio un apretón de manos. Izuku se quedó mirando fijamente a su madre, para averiguar lo que tramaba, pero no lo consiguió. Sólo notó un ligero cambió en su expresión cuando se dieron la mano y después se separaron. Katsuki siguió sin decir nada, aparentemente, no sabía como llevar la situación.
-Izuku, me alegro mucho por ti, en serio. -hizo una pausa para pensar y miró a Katsuki de arriba a abajo. - Lo que no entiendo es que, gustándote los hombres no te fueses con Todoroki. Él te habría dado poder, respeto...¿Qué te puede dar éste Sinan que no te pueda dar Todoroki?
Hubo una pausa, pero no fue para pensar la respuesta, sino para darle más énfasis.
-Amor. Él me da amor. -respondió seguro de sí mismo. -Y deja ya a Todoroki. Es agua pasada, no le quiero, jamás le he querido, es hora de que lo vayas aceptando mamá. -ella asintió y le señaló la puerta. No quería ni verle.
Ambos salieron de allí abatidos.
Mientras caminaban entre el tumulto de gente, Katsuki se le acercó por atrás y le dijo:
-Lo sabe.
Eso hizo que el corazón de Izuku se parase ligeramente.
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El Cuento Del León Y El Lobo
FanfictionUn mundo en el que las personas viven acompañadas de animales, como parte de sus almas. Un mundo en el que, a pesar de la diversidad de razas, religiones, leyendas, dioses...hay grandes desigualdades y guerras. Un mundo muy parecido al nuestro, pero...