Capítulo 31

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—Alfa Todoroki..—susurró Deku mientras aún seguía muy cerca de su rostro. Habían interrumpido su beso y eso no le hacía ninguna gracia.
Katsuki le miró enfadado, como siempre, aunque cualquier Lector de Almas o persona normal podría notar que de él salía un aura asesina.
Izuku se quedó mirándole fijamente, intentando averiguar sus sentimientos, sus pensamientos, todo, pero se encontraba entre dos Lectores de Almas, y aquella información no estaba a su disposición.
-Menos mal que te he encontrado...-dijo mientras se acercaba a ellos con paso lento.
Los dos se separaron y adoptaron una posición amenazadora. No estaban allí para jueguecitos.
-¿Qué es lo que quieres? -le preguntó secamente Izuku. Katsuki le miró de reojo, estaba claro que estaba nervioso, ya que no sabía qué era lo que estaba pensando en aquél momento el chico que estaban enfrentando. A pesar de todo, Katsuki sólo pudo leer que sus ojos desprendían sinceridad.
-Estaba preparándome para ir a buscarte, te quiero ayudar. -los dos le miraron sorprendidos. -En serio. No me gustan los planes de mi padre, y no pienso seguirlos.
-Ya. La historia bonita del niño rebelde es genial, pero ¿Cómo podemos saber que no nos vas a traicionar? -le preguntó Katsuki, sin pestañear, para captar todos y cada de los sentimientos que desprendía. El chico llamado Todoroki no respondió. -¿Cómo podemos saber que no vas a ir a tu querido papá y le vas a contar todos nuestros planes?
-También es el padre de Midoriya, si fuera tú no hablaría así de él. -hizo una pausa para frenar la ira y la impotencia que sentía ante Katsuki y miró a Izuku para serenarse. -No puedo ofreceros nada para que confiéis en mí. Solo mi lealtad a Izuku. -el mencionado abrió los ojos desmesuradamente. Era la primera vez que le llamaba por su nombre, y no su apellido, y eso le llegó al corazón.
-¿Tu lealtad a Izuku? -preguntó irritado Katsuki.
-Sí, a pesar de que él esté ahora con un hombre distinto a el león, yo le sigo queriendo, y le querré aunque esté con muchísimos más hombres. Por eso pido que, por favor, confíes en mi amor por Midoriya. -le dijo y después se sentó un poco alejado de ellos. Al parecer ya lo había dicho todo.
Izuku se quedó mirándole unos segundos y se relajó. Se giró hacia Katsuki y le miró serio.
-Vale, piensa que eres otra persona, genial. -susurró mientras pensaba algún plan. Katsuki le miró asombrado.
-¿No has oído lo que a dicho? -le preguntó irónicamente. -Ha declarado lealtad sólo por amor. No podemos confiar en él.
Izuku le escuchó atentamente. Katsuki tenía todas las razones del mundo para desconfiar de un lobo desconocido, pero él conocía a Todoroki. Sabía que si juraba algo, se aseguraba de cumplir lo que sea que se hubiese propuesto. Respiró hondo, mantener a Katsuki y a Todoroki juntos no será tarea fácil, además de que podría haber problemas personales, en el sentido de celos, peleas y cosas que no quería tener.
Miró a Katsuki.
-Entiendo que no confíes en él. Pero no le conoces...
-Le conozco lo suficiente como para saber que fue uno de los que me pegaron una paliza cuando me torturaron.
-¿Él te pegó?
-Sí. Jamás olvidaría esa quemadura en el ojo. -le dijo inspeccionando el rostro del chico desde lejos.
-No importa ahora. Estamos en guerra y tenemos que jugar bien nuestras cartas. -Katsuki le miró algo desilusionado por sus palabras. -Necesitamos aliados, Kacchan, no te pido que le perdones, ni que olvides lo que hizo, pero sí que pases por alto eso de momento. Será un compañero, no un amigo. -hizo una pausa. -No es mi amigo, no me ayudó cuando le necesité, por si te lo preguntabas.
-Es verdad, te conoce...¿Quién es?
-Es el Alfa que se interesó por mí, y por el cuál me echaron de la tribu. -Katsuki dirigió una mirada de aún más odio hacia al lobo. Suspiró y asintió.
-De acuerdo, ya hablaremos con él cuando esta locura se haya frenado. -respondió Katsuki, serio y seguro de sus palabras. -Es cierto que necesitamos gente que nos ayude, y se está ofreciendo a nuestra causa.
Izuku asintió y le dio un ligero beso en los labios que le tranquilizó.
Después de eso se acercaron a Todoroki y le explicaron a lo que habían ido.
Él asintió a todo y les ofreció ayuda para entrar en la tienda de su padre sin que nadie les viese. Katsuki asintió, no muy convencido, y quedaron en el mismo lugar para el día siguiente, el momento en que se realizaría la operación.
Izuku y Katsuki se fueron en busca de la madre de Deku. Al parecer se llamaba Inko Midoriya, y lo complicado de encontrarla, era que estuviese sola. No podrían hablar con ella si el padrastro de Izuku estaba cerca, y menos aún, presentarle a su novio. Las cosas eran demasiado complicadas.
Mientras caminaban, Izuku decidió acariciar sin querer la mano de Katsuki. Él dio un respingo por el roce repentino y le miró.
-Muchas gracias. -le dijo, mientras seguía rozando su mano inocentemente.
-¿Porqué? No he hecho nada.
-Es que, debe de ser complicado para ti estar aquí, y confiar en uno de los que te hizo daño...-las palabras de Deku se perdieron mientras salían de sus labios. No quiso acabar esa frase porque se había vuelto dolorosa hasta para él. No pudo mirar a Kacchan más, aunque éste sí le miró a él.
-Cuando me capturaron, y me dijeron que tú habías sido el responsable de mi sufrimiento...-dijo lentamente Kastuki mientras entrelazaba sus dedos con los de Izuku. -...dejé se sentir. Sé que suena estúpido, y sin sentido, pero fue así. Las siguientes peleas, los siguientes insultos, no los sentí, no me afectaron. Es más, ni me acuerdo de ellos. Tal vez, ni siquiera estuve consciente.
-Lo siento, de verdad. -susurró Izuku. Katsuki le agarró su cabezota y le dio un beso en la frente delicado y cariñoso. Deku incluso cerró los ojos para sentirlo más aún, el roce de sus labios con su piel.
-Lo sé...pero ya está, es parte del pasado.
Izuku respiró hondo.
-Cuando me dijeron que habías muerto, me volví loco, en serio.
Hubo una pausa.
-Lo que no entiendo es que no me buscases, cuando sabías que aún seguía con vida. -susurró Kacchan decepcionado.
-No lo sé. Yo sólo...me hice a la idea de que habías muerto, de que en cierto modo ya no podías estar del todo vivo y me volví loco. Salí corriendo de la aldea al día siguiente y me quedé durmiendo hasta que todo se me hubo olvidado. -dijo inocentemente. Katsuki asintió.
Desde luego todo era una mierda. La mala suerte estaba de su parte.
-Vaya mierda...-susurró de nuevo.
-¡Ahí está! -gritó de repente Izuku.
Katsuki se puso alerta y miró en la dirección que había apuntado Deku.
Vio a una mujer, de baja estatura y algo rellena. Era una madre delicada, al parecer, y cariñosa, o eso fue la impresión que le dio a Katsuki al verla.
-Ahí está, esa es mi madre. -miró a Izuku para ver su expresión, pero no vio nada. Su rostro no reflejaba la menor expresión y sus ojos tampoco.
Eso asustó al león, que estaba empezando a ponerse nervioso debido a la lejanía de su animal acompañante. Eso fue lo que le hicieron cuando estuvo en aquella aldea. Le llevaron a una tienda apartada de todo y a su animal acompañante, King, se lo llevaron al otro lado de la aldea. Por eso se sentía tan débil y mal.
Los animales acompañantes debían estar a su lado o a una distancia prudencial para que los humanos no se volviesen locos. Es más, cuando las tortugas le rescataron no era el mismo. Era un salvaje, era un león, andaba a cuatro patas, gruñía y enseñaba los dientes, y obviamente atacó a integrantes de la tribu de las tortugas.
Se concentró en la madre de Deku y de comportarse como debía y olvidar le sensación de malestar al no tener cerca a King. Le habían dejado escondido entre los árboles, era obvio que no podría entrar a la aldea si no quería que le matasen a la primera que le viesen.
Respiró hondo y se concentró en agarrar la mano de Izuku y apretarla lo suficiente para no notar el tembleque de sus propias manos.

El Cuento Del León Y El LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora