XXI

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Copa de vino tinto

Tengo en mis manos una copa de vino,
el tinto que me brinda el eco
de los rocíos plateados en el caudal
que cantaban al borde del factor de la aurora.

Existen torres remotas,
campanas de libertad en el sonido,
desnudas en el espejo prohibido
en la rivera transparente de una flor.

Huyen,
huyen más las cigarras
que alejan su sonoros llantos
del pedestal abrumador
de una noche sombría.

Canta el grillo escondido
mientras tomo mi copa.
La levanto suavemente, acariciando su borde
que silva desdicha,
armonías
al recorrer mi boca de apasinado poeta.

Se acabó mi vino,
ya se extinguió de nuevo;
ya culminó su poesía, en esta noche
que se duerme poco a poco
como una lápara en reposo.

Tomando un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora