LXXXVIII

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Besos de poeta

Te he besado tanto
y de tantas maneras
que el cielo se ha aprendido tu nombre
entre la alegría y el llanto,
y el sabor de la dulce espera,
y aunque te asombre,
sentirás que en el alma tuya
dejaré gravado mis versos
como los he dejado en tu frente
y será mi alma quien atribuya
a tu corazón mis dulces besos,
besándote tus ojos, tiermanente.

Te he besado tanto,
capullo de sol,
a tu sonrisa,
a tu distancia tentadora;
te he besado en el arrullo
de tus ojos dormidos
cuando has soñado conmigo.
Te he besado el corazón
con la pluma suspirante,
con motivo y con razón
de mis versos de caminante.

Mira niña de los ojos pequeños,
que no me canso de besarte,
y aunque a veces me ignores,
te beso con mi sonrisa atrevida
en el silencio,
en lo secreto
de solo desearte,
con tu verso en la mano
y esa tinta que pronuncia tu alma,
como el vuelo de una mariposa
que se esconde en la rosa,
y que tenta a mis ojos
de tanto observarte
y seguir besándote
como poeta loco
en la primavera de tus cabellos,
con mi verano, de dulce anhelo.

Tomando un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora