LVII

16 1 1
                                    

Un respiro triste

Heme aquí escribiendo sin consuelo,
solo en el rincón de mi propia melancolía,
agitando cuerdas que me causaron desvelo
en la orilla caudalosa que enciende el día.

Se apagó la noche una vez más
y vuelven los desiertos a presentarse,
lanzando los fantasmas que hacen resonar
el lamento de mis desdicha, quebrarse.

Me gustaría agarrar con mis manos el cielo;
me gustaría arrancarte de mi pecho...
Es el deseo que solo a veces anhelo,
¡te lo juro! y solo quedo avandonado en mi lecho.

Heme aquí con la mirada perdida,
solitario, sin sentidos y susurrando
los instantes prohibidos que vivió mi vida,
que hoy lentamente me van matando...

Tomando un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora