XXXII

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Neblina en el ventanal

Mañana que clavas tus puñales
en el negro lienzo del farol de un balcón,
cual senda que mi alma esquiva
las turbias fuentes del estallido corazón.

Mostradme el arrullo de la honda encendida,
que con su música, soñadora cautiva,
visita la nostalgia de un cortejo abrumador;
prójimo de sombras soñadoras de amor.

Miro a través de las cristalinas luces
que se van apagando en una huella fría,
acariciando el sonido de la melancolía,
en canciones pasajeras que dan de bruces.

Tomando un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora