XCIV

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Una nota de melancolía

Hoy vengo en la carabana de mi demencia
con un coctel gitano,
fruto del lindero de tus ojos
en la escarlata amapola de tu boca.
Para decirte en dulce mirada
que extraño la fragancia de tus palabras
y el pólem de alba de tu aliento.
Vengo hasta el centro de tus pupilas
como gaviota aventurera
bajo el espejo de nuestro cielo
entre la magia de un nardo azul...
Vengo a decirte que te quiero
con la sencillez de mis versos inquietos
que he soñado con tus besos
y con el laberinto de tu regazo.

Brisa castaña, tiara de estrellas
escuchadme en el jazmín de mis lamentos,
que camino perdido en el bosque de papel;
pergamino de mi sudor, versos de oro.
Escuchadme que vivo entre espinas
y en el camino distante de un arcoíris.
Oídme en el lamento de mi canto
nardo azul del flajelo luminoso,
que cautiva el código de tus ramas
en las frondas tentadoras de tu piel,
dando alivio al ocaso
sencible de mi pluma cristiana.

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