XLII

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Un café juntos

¿Y si nos tomamos nuevamente, un café juntos?
Prometo endulzarlo al toque,
así de preciso, como el dulce que llega al alma.
Quiero mezclar el agua caliente con esa droga
que me ha hecho delirar en tardes frías,
que me arrulló en los interminables otoños,
a causa de mis versos, con sabor a melancolía.
Tengo ganas de juntar nuestras tazas,
pronunciar tu nombre mientras respiro
aquel sentimiento de largos amores,
porque al ritmo de tu mirada, solo suspiro.
Déjame abrazar tu mirada de luna;
déjame perder en el espacio infinito de tu piel,
que exista la tormenta, sombra nocturna
de la alborotada brisa, de tus ojos de miel.
Amada mía, se me perdieron tus pasos
y en la desesperación de tu regazo
me vi perdido en la jungla de espinas,
buscando tu caminar, que ya entristecido
lloraban a causa de mis poemas torcidos,
que leías cuando la magia de tus cristales
jugaban en el rubor de tu rostro, manantiales
sin el consuelo de un palabra de amor.
¿Deseas tomarte un café conmigo?
Prometo no decir nada...
Prometo guardarme las palabras
en el baúl de las esperanzas escondidas,
que dormirán calladas
mientras se besan, tu mirada con la mía.

Tomando un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora