XXVIII

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A usted, luna

Aparece coqueta, besando casi la noche,
entre nubes y destellos distantes,
en la compañía de un lucero
que tiernamente anuncia su presencia.

A usted luna, mágica luz de mi inpiración
en la noches románticas y melancólicas,
de amores y de sombras dulces
que vivía en mis caminos peregrinos.

Se aparece, cual lirio en mis ojos,
besando mis recuerdos;
besando aquel rostro prohibido
de mi rosa marchita, mi risa encarcelada.

A usted luna, que dibuja su sonrisa
que no se borra del cofre de mis recuerdos,
porque no olvido que bajo su sombra
escribimos eternos versos de un tierno amor.

Luna, querida luna...
mirándola a usted, me convierto en poeta,
de los más locos, los más silenciosos
que estruendan los suspiros solo con miradas.

No me deje, señora luna,
que al mirarla, sonrío y lloro,
porque usted es testigo del idilio
de un amor, que solo vive para ella y yo.

Tomando un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora