LXXXVI

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Estampita en mi alma

Y de pronto sentirás en tu alma
que esperaré tus besos cada mañana,
cada noche al despertar las estrellas
y cada vez que mis pupilas se cierren al recordarte
dulce niña de los versos prohibidos;
lo sabrás cada vez que respires tu aliento,
porque seré de tu pecho ese latido
que buscará el eco de mi voz
como el susurro entre tus cabellos.
Gitana de ojos bandidos,
yo te recordaré hasta la hora de mi muerte,
porque es esta elegía el fruto de nuestro amor
tan posible en la constelación del infinito;
mágica utopía, arrancada de un sueño,
que cubrieron mi alma
el manto dorado de tu mirada.
Sentiré tus caricias
por las mañanas de invierno,
y te veré coqueta, jugando en mi ropa
y sabrá mi alma que es tu alma,
quien provoca la pura imaginación
que eres tú, quien me hizo el amor...
Te recordaré en cada luna llena,
en las noches dormidas,
en las noches polares y desiertas,
cuando pronunciarán las estrellas
el dibujo eterno de tus ojos,
esos ojos chiquitos, que me amaron hasta el final.
Vivirás en cada verso
de este poeta, con sus poemas locos,
que hicieron realidad cada sentimiento
en el frondoso canto
de tu piel, que locamente buscó mi alma.

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