LIII

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Venus perdida

Tengo el deseo de pronunciar el nombre prohibido
en el idilio perdido
de una sombra fría,
en la tarde de melancolía,
en donde te encarceló mi amor cautivo.

Poseo en mis manos una taza de café
y aprieta mi cuello tu recuerdo
¡Basta! Ya no quiero poseerlo.
Intento no tener de ti, tu flor marchita
que me consume, que me agita.

Eres Venus, mi aroma que desliza
suspirando amores
sobre fuentes escandalosas
de tus resproches y rencores,
no quiero estar más; son dolorozas.

Tengo el deseo de pronunciar el nombre prohibido
con mi café en mano,
suspirando el arte de querer olvidarte
en el arcano de tus pupilas ya muertas,
en el sendero misterioso de los poetas.

Vivo y muero,
y voy muriendo en el riso de tu boca,
que ya deshecho mi amor
en el imán del alma tuya
se enciende tu respiración que me arrulla.

Tomando un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora