CUANDO SE APAGUE MI VOZ
Y si alguna vez mi voz se extingue,
quiero que se entone mi cantar
en la memoria de mi pueblo…
al ritmo del crepúsculo eterno
y bajo la brisa de una noche dormida,
iluminada, por el mismo infinito.
Quiero que las notas de mis versos vuelen
en las lejanías de los vientos sonoros;
invernales, veraneros, prodigiosos cantares perpetuos,
esencias que vacilan en el brillo de las estrellas.
Y si callan, que sea el alma, el arcoíris
el eco de la inspiración de un pajarito.
Dejaré pintados mis versos en el boceto
de las páginas inmortales de la vida;
en los balcones de locos enamorados,
en los corazones inquietos de los amantes;
seré la golondrina que cante en el invierno frío
al son de la lluvia, cual suspiros de la aurora.
Cuando mi voz se silencie en el tiempo,
un gorrión cantará por mí…
un gorrión volará sobre mi pueblo,
dibujando las armonías de mis cantares
en el plácido pentagrama, de una sonrisa
silenciosa, sonora, sublime; inigualable poesía.
Recordaré que jugaba por los senderos
de mi pueblo sencillo, humilde rincón de esperanzas;
senderos viejos que se escondieron al paso de los años
y esos mismos entonarán mis versos de enamorado
y se escucharán, jilgueros…
juglares de antaño, juglares de mil años.
