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Pobre del poeta

Pobre de este silencio;
pobre de mis versos
que decoran su sueño a la distancia,
que vigilan airosos sus ojos dormidos.

Pobre de mi insonmio
en esta noche equinoccial,
donde mi nostalgia alcanza el infinito.

¡Pobre de estos versos míos,
pobre de mi poesía!

Me roba esta noche los latidos de mi pecho;
arranca del alma mía
los sollosos tiernos de la nada en arrullo.

No hay laureles en este sufrir,
en esta llanura de un sueño perdido
que despide sensaciones de claveles
y me invita a perder en su manto, la noche.

¡Pobre de este poeta, que no tiene más su flor!

Tomando un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora