Un fin de semana con mi familia era lo que necesitaba, escuchar la hermosa risa de mi sobrina, conversar con mi hermano, chismorrear con mi cuñada Andrea, tomar café con mi madre y leerle Pablo Neruda a mi padre sentados en el jardín. Necesitaba ese calor familiar para recuperar la cabeza.
Llegué ayer por la tarde y lo único que hice fue dormir, el viaje era terriblemente agotador y necesitaba estar descansada para hoy. Hoy empezaría directamente a trabajar el proyecto para Isaac Matters. El hombre que me estaba robando la poca cordura que tenía en mi cabezota.
-Buenos días Janeth -le digo entrando al negocio.
-Buenos días Frida, mi madre te mandó arroz con leche que hizo el fin de semana -¿He dicho lo dulce, hermosa y atenta que es Janeth? ¿No? Esta chica lo es, es increíble y el arroz con leche de su madre mucho más.
-¡Ayyy! Gracias linda -beso su mejilla -Para que veas, yo no me olvidé de ti, encontré en la cuidad la camiseta que querías de Camila Cabello, que dice havana oh na na -sus ojos se abren de impresión.
-Joder Frida ¿de verdad?
-Si linda -saco la camiseta de mi cartera y la tiendo para que la vea. Su grito casi me deja sorda. Me abraza. Me besa.
-Gracias Frida, esto vale por mil envases con arroz con leche, es preciosa -me dice eufórica.
-Pero bueeeno ¿Cuál es el alboroto? -sale Jay de su oficina. Al verlo sonrío y le estampo un beso en su mejilla.
-Frida me ha traído la jodida camiseta de Camila Cabello, está jodidamente increíble.
-Tu vocabulario jovencita -la reprendemos ambos.
-Lo siento chicos, pero esto es genial. Gracias de nuevo -la mira con brillo en sus ojos. La jodida muchacha pasaba horas viendo la bendita camiseta y suspirando. Apenas la vi supe que tenía que llevársela.
Me voy con mi amigo Jay a la oficina, hablamos del buenorro de mi hermano como él lo llama y lo bueno que la pasé en la casa de mis padres, desayunamos juntos y luego nos disponemos a trabajar. Así se me va pasando la tarde de lo más lindo en el proyecto de don amargadito, ya tengo la decoración del evento, la comida y bebida que se ofrecerá, y realmente solo me falta busca el lugar, tengo varios sitios del pueblo que me gustan pero me gustaría que el señor Matters me acompañara para escoger.
Y si, también es una excusa para verlo. No gano nada negándolo.
Así que con una excusa perfecta anoto su numero en mi teléfono y lo llamo.
-Buenas tardes -me contesta fuerte y seguro. Desatando recuerdos lujuriosos.
-Buenas tardes señor Matters, es Frida...
-¿Frida? -me toco el puente de la nariz nerviosa. ¿Tiene algo de malo que lo llame?
-Si soy yo señor Matters...
-Me gusta más cuando me llamas Isaac -jodido tipo ¿me dejará hablar?
-Bueno Isaac, le llamo para hablar sobre el evento que estamos preparando para usted, ya que faltan solo dos semanas me gustaría que me acompañara a escoger uno de los tres lugares que me han gustado para usted y que tienen disponibilidad para la fecha de su evento.
-Te acompaño a donde quieras Frida, tú solo dime a que hora te paso buscando -sonrío. Eso si que no bebé.
-Lo espero a las nueve en la entrada de su chocolatera ¿le parece? -muerdo la punta del lapicero esperando su respuesta.
-Excelente, no hay problemas.
-Gracias Isaac, nos vemos ma...
-Mi hermana me comentó que te fuiste de viaje el fin de semana ¿Por qué? -Mi respiración se corta.
ESTÁS LEYENDO
¿Qué diablos, Frida?
RomanceLa historia de amor entre una chica extrovertida y un padre soltero y amargado. ¿Qué diablos Frida? Fue lo que dijeron todos al saber que me mudaba, dejaba la gran metrópolis para empezar mi vida en un pequeño, pero acogedor pueblo, ya no quería ser...