¡Ay no, qué mal!
Miro a mi león salvaje y no me lo puedo creer.
Hace unas horas llamé a mi madre para decirle que iría a casa apenas saliera del trabajo, y después de marcarle mil veces me atendió una de sus asistentes para comunicarme que mis padres están en una comisión de no sé que, porque es confidencial. Luego llamo a casa y mi adorado monstruo me dice apurado que está saliendo de viaje para visitar un cliente y que no estará en casa para el fin de semana y que por esa razón mi cuñada y sobrina se van a casa los padres de ella.
Esto es triste, mi viaje está oficialmente cancelado antes de que pueda decirles siquiera que iba, y ahora, antes de que pueda decirle a Isaac que me quedo, él me dice que se va.
¡A la ciudad! Nada más y nada menos.
—Podemos irnos juntos y en cuanto me desocupe te busco y salimos ¿te parece?
—¡No! —Hago un mohín cruzándome de brazos. Me mira descolado y como toda una cría malcriada prosigo —: Ya no viajaré, todos estarán ocupados con trabajo así que no tiene sentido que vaya.
—Cariño—Acaricia mi mejilla dándome un delicado beso en los labios.
—Quería pasar el fin de semana contigo —Ahora soy yo la que lo besa y me quedo abrazándolo.
—Trataré de hacer todo rápido y volver mañana mismo, pero no puedo posponer este viaje pequeña.
—No te preocupes bebé —Beso su mejilla —Has todo con calma y regresa cuando estés listo, solo quiero pedirte algo.
—¿Qué será?
—¿Puedo buscar a Emily en la tarde y que se quede conmigo? —Hago un mohín y él no se resiste a morderlo —Por favor. Primero voy a lavar y limpiar toda la casa y cuando termine la busco para comer helado, ir al cine tal vez o lo que ella quiera, ¿qué me dices bebé?
Me toma en sus brazos y me da uno, dos, tres y miles de besos por toda la cara y el cuello.
—Que me encanta la idea.
Doy saltitos alegre y de un solo tirón mi amigo del sexo me sube a su regazo, sonrío emocionada y sin pensármelo dos veces le doy un beso en los labios. Él, ni corto ni perezoso me toma por las mejillas devolviéndome el beso en todo su esplendor, y con eso, mi cuerpo entero se calienta, se pone frenético y deseoso de más, mucho más.
A pesar de que estamos solos en el sofá de mi casa me aparto con delicadeza y miro sus ojos, chispean pasión y me encanta, pero tengo claro que esto ha sido una visita rápida, tiene que buscar a Emily a casa de Ernesto y no hay tiempo para lo que deseamos.
Isaac me mira, me mira y Diooosss.
—No me mires así —lo acuso.
—Frida, cariño —susurra con fogosidad —¿Nos vamos a quedar con las ganas? —Su dedo acaricia mi abdomen desnudo por el top y sonríe al ver mi piel erizarse.
—Yo siempre tengo ganas de ti, bebé.
Y ante mi seductora frase recibo un beso que me roba el aliento, sin dejar de atacar mi boca con sus labios se levanta del sofá conmigo en sus brazos, con premura sube la escaleras y cuando entramos en la habitación me deposita en la cama.
—¿Isaac? —digo al verlo quitarse la camisa.
—A Emily no le pasará nada por esperar unos minutos más, pero yo me voy a morir si no te tengo pero ¡Ya!
Al tenerlo solo en bóxer se me seca la boca, es tan sexy y al verlo tan dominante y cegado por el deseo, mi sexo se contrae de placer. Isaac se sube sobre como todo un depredador, un león salvaje y yo soy el lindo venado que se va a comer.
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¿Qué diablos, Frida?
RomanceLa historia de amor entre una chica extrovertida y un padre soltero y amargado. ¿Qué diablos Frida? Fue lo que dijeron todos al saber que me mudaba, dejaba la gran metrópolis para empezar mi vida en un pequeño, pero acogedor pueblo, ya no quería ser...