¡Maldición! ¡Soy un maldito idiota!¿Por qué mierda tengo que ser tan temperamental? La he cagado de nuevo con Frida, diciendo cosas que no vienen al caso, como la maldita mención de Lucile, por lo visto ella solo ha defendido a mi hija y yo he actuado como un idiota, ¿por qué tengo que creer lo peor de los demás? ¿Por qué maldita sea no puedo darle una oportunidad a otros?
Me tiro en el sofá y masajeo toda mi cabeza, estoy agotado y me siento un imbécil. Necesito arreglar todo este desastre de una vez, empezaré con Emily. Me voy hasta su habitación y en el camino escucho sus sollozos, se me arruga el corazón y me siento mil veces más culpable, le toco la puerta, una, dos y tres veces, pero no abre, ni dice nada.
—Emily cariño, lo siento.
No responde, vuelvo a tocar y nada.
—Emily cariño, siento comportarme de esa manera, no...
—Discúlpate con Frida papá, no conmigo —contesta al fin.
—Lo haré princesa, pero necesito que hablemos.
—No te hablaré hasta que disculpes con ella. Adiós papá.
Le hablo y nada, no me responde más, tengo ganas de tumbar la puerta pero sé que eso no arreglara nada, necesito hablar con ella.
—¿Qué sucedió aquí? —La voz de mi hermana me sobresalta —He visto a Frida en su moto y te juro que a la velocidad que iba esa chica puede... —Niega con su cabeza —¿Dónde esta Emily? ¿Qué hiciste?
Busco las palabras para responderle, pero nada, como le digo que la he cagado como nunca antes y que ella no desee matarme. No existen palabras y para culminar ahora si Emily abre la puerta y sale corriendo hasta abrazar a su tía.
—Emily cariño...
—Llévame a casa de mi abuela, por favor tía —le suplica con sus ojos llorosos y me duele.
Soy un completo imbécil.
—¿Pero que ha pasado? —Gina alterna su mirada entre los dos y Emily responde.
—Papá ha sido un tonto con Frida, le ha gritado y yo estoy furiosa con él, no lo quiero.
Me lo merezco soy un tonto y más.
—Bebé tienes que respetar a tu papá —la reprende mirándome con odio —¿Qué le has hecho a Frida, hermano?
Lo capto, su hermano es completamente un ¡Maldito idiota!
Y Emily sin poder callarse un poquito empieza a contarlo todo. Pero desde el comienzo, desde que Frida ha sido su heroína como ella la ha nombrado, lo que han hablado con la directora y que yo por culpa de la señal no pude entender, y luego para sentirme mucho peor de lo que ya lo hago, le relata palabra a palabra lo que le he dicho a Frida y ella mí.
Qué decir de la cara de mi hermana, se ha puesto roja e incluso la vena que cruza su frente se ha brotado, pero no dice nada, se limita a escuchar todo lo que Emily cuenta y me mira, me odia también y lo reconozco, hasta yo mismo me quiero matar.
—Tía, ¿me llevaras a tu casa? —pregunta Emily ignorándome.
—Hay que pedirle permiso a papá —Emily rechina sus dientes molesta y luego me mira, sin cambiar o disimular su furia.
—Puedes ir Emi, pero habla conmigo primero, por favor bebé.
Me mira, me mira, me mira. Y asiente al final.
Le tiendo mi mano al ponerme de rodillas y ella me da la suya, la aprieto con delicadeza y beso sus delicados nudillos.
—Lo siento Emily, primero por no darme cuenta lo que sucedía con los papelitos rosas, si yo me hubiese dado cuenta antes nada de esto estuviese pasando pequeña. Lamento haberte gritado a ti y a Frida, por razones que no vienen al caso me comporté como un patán con ustedes y eso no esta bien, por eso quiero que me perdones Emily y prometo que me disculparé también con Frida.
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¿Qué diablos, Frida?
RomanceLa historia de amor entre una chica extrovertida y un padre soltero y amargado. ¿Qué diablos Frida? Fue lo que dijeron todos al saber que me mudaba, dejaba la gran metrópolis para empezar mi vida en un pequeño, pero acogedor pueblo, ya no quería ser...