Si me hubiesen dicho que la llegada a este pueblo me iba a traer las mejores cosas de mi vida, hubiese citado la popular frase entre los Canning, ¿qué diablos, Frida? Conocí a un hombre extra amargadito, y el doble de caliente y lujurioso, que, junto a su hermosa hija, me envolvieron en una tela de araña llena de amor, confianza, amistad, paciencia, y de nuevo amor, ya que todos somos unos melosos. Los tres hemos pasamos por todo, nos conocimos de una manera turbulenta, casi tenemos un accidente, Isaac y yo nos caímos re mal, pero cuando algo está destinado para ti no hay pero que valga, eso lo comprobamos al reencontrarnos en el bar de Juancho y terminar follando como animales. A pesar de que había cosas que no entendía, no pude negarme a aquel hombre tan amargado, ese que me provocaba ganas de estamparle la cabeza contra la pared, y a la vez, que mis bragas se hicieran polvo ante el calor, y muchos menos, pude resistirme a mi precioso ángel, curiosa y amorosa como ella sola, mi princesa Emily, ese par me amarraron, me hicieron subir a una montaña rusa de sentimientos, momentos, que hoy atesoro como lo mejor de mi vida, porque con todos y cada uno de esos momentos, puedo decir con seguridad, que son lo mejor que me ha pasado en la vida.
Después de que Gina decidiera quedarse en el pueblo el resto fue pan comido para todos. Ernesto habló con ella, y decidieron ir despacio, aunque eso les duró un par de semanas, el amor premia y luego decidieron vivir juntos en la antigua casa de la madre de Ernesto, lugar que siempre fue su nido de amor. La custodia de la pequeña Amaya es compartida, porque, aunque la mujer inventó miles de cuentos, de los cuales Gina ya sabe, no se le puede quitar el amor que le tiene a su hija y que ha estado con ella desde siempre y sin desatenderla. Melinda fue un caso difícil, trató de hacer cada cosa porque Gina no fuese feliz junto a Ernesto, pero ellos lo dieron todo por su amor, haciendo que se agotara y desistiera de su estúpida idea de quererlos separar, al final, pareció haber recapacitado después de declararse rotundamente enamorada de un tipo del pueblo, un millonario que llegó a probar suerte como yo, y lo logró, espero que, a pesar de las maldades de ella, sean felices también.
Genoveva, ahora que Gina no vive con ella, se ha dedicado completamente a disfrutar de sus nietas y de su vida, y es tal, que tiene un pretendiente en el club de abuelos al que asiste, esa información tiene a mi león salvaje sudando y jalándose los cabellos, no puede procesar aún que su madre tiene derecho a buscarse un nuevo amor, o al menos una nueva compañía, esa es mi nueva tarea, ayudar a esa amargadita mentecita a asimilar esto. Lo importante es que mi querida suegra está bien, completamente sana y celebrando la vida.
Por otro lado están mis padres, por fin tuvieron tiempo de venirse conmigo una semana para este hermoso pueblo, lo primero fue visitar la chocolatera, quedaron encantados, aún recuedo la hermosa expresión del rostro de mi padre al mirar las interminables hectáreas de cacao que tiene mi león, le gustó, lo vi en su mirada y yo no pude más que agradecer a mi amargadito por permitirme esto. Todos disfrutaron de su estadía aquí, de las playas, del mirador, la deliciosa comida, y la deliciosa cerveza artesanal de Juancho. Todo estuvo espectacular, tanto fue que cuando llegó su día de irse no se querían marchar, así es este es pueblo, una vez que entras, no te quieres ir.
Para comprobar eso, estamos Jay y yo, vinimos probando suerte en nuestro negocio, y mira, incluso hemos formando un nido aquí, una grandiosa familia, porque sí, el irresistible soltero, súper hiper mega cotizado soltero, Jaype Gordon, se ha enamorado, de un guapísimo moreno de ojos claros, que está para chuparse los dedos, mi adorada Janneth y yo, nos vamos en baba cada vez que viene a verlo al negocio, oh por Dios, es que es sexy, y lo que más me gusta es lo celoso que se pone mi león, ¡grrr! Me mata que se ponga de ese modo, aun sabiendo yo solo lo amo a él, que solo lo deseo a él, y que mi hombre es él.
Con mi amargadito y Emily, cada día es como una aventura, de verdad, todavía seguimos discutiendo por cualquier detalle, es él es muy amargado y yo soy demasiado relajada, pero siempre logramos resolver, y nuestra mediadora fiel, es nuestra hija Emily. Y bueno, no lo podemos negar, esa pedazo de cama también es nuestro punto de medio, allí no peleamos por nada, ¡Dios mio, me acaloro! Allí somos puro fuego, pura pasión, y mira que nos encanta consumirnos. Tampoco es que somos puro sexo, no. Cada uno tiene su propia rutina, su propio espacio, las tardes de chica siguen, sus noches en el bar de Juancho junto a Ernesto siguen, todo sigue su curso, con sus altos y bajos que nos hacen felices.
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¿Qué diablos, Frida?
RomanceLa historia de amor entre una chica extrovertida y un padre soltero y amargado. ¿Qué diablos Frida? Fue lo que dijeron todos al saber que me mudaba, dejaba la gran metrópolis para empezar mi vida en un pequeño, pero acogedor pueblo, ya no quería ser...