Apenas me estaciono y salgo de mi auto escucho los potentes gritos de mis chicas, están dentro de la casa, pero las oigo perfectamente gritar y reír como borrachos en una plaza. Desde que llegó Frida a mi hogar todo ha cambiado, todo es color, todo es alegría, conocerla es lo mejor que me ha pasado en la vida después de Emily, ya no me veo viviendo sin ella, de solo pensarlo siento miedo, no quiero alejarme de ella jamás.
Con una sonrisa entro en mi casa y me consigo con que mi hermana y Amaya también están aquí, no sabía que vendrían, pero como las chiquillas están de vacaciones no es de esperarse que quieran verse todos los días, y bueno, mi hermana y Frida que son uña y mugre, aprovechan cualquier excusa para tomarse un café y cotillear.
—Hola chicas —las saludo al ver que no se percatan de mi llegada.
Y ahora sí. Mi pequeña Emily corre a mis brazos y me saluda animada, luego mi otra pequeña viene a mí y me da un rico beso en los labios, como siempre la admiro completa, su rostro, su cuerpo y al ver sus piernas desnudas por culpa de short de jeans que lleva puesto ya la quiero desnudar, tocarla y... sacudo mi cabeza alejando todas esas ideas que me vienen a la cabeza, tenemos visita y aún falta mucho para poder estar a solas con Frida en la habitación.
Saludo a mi hermana, luego a la pequeña Amaya con un abrazo y siento la mirada de todas las chicas sobre mí, las miro y en efecto, ellas están mirándome.
—¿Qué tengo? —pregunto extrañado.
—Te envíe un mensaje a tu teléfono ¿no lo viste? —me dice Frida sin dejar de sonreír.
No recibí nada y para corroborar lo saco de mi bolsillo y vuelvo a revisar, no tengo ningún mensaje de ella y le enseño para que vea.
—Hoy es noche de chicas no puedes estar aquí, papá.
Gina y Frida sueltan una pequeña carcajada, y yo supongo que se burlan de mí, mi cara de incrédulo debe ser de lo más chistosa, y como no, yo pensando en tomar chocolate caliente junto a mis dos chicas viendo la televisión, pedir algo de cena y después de que Emily se durmiera tener una fogosa sesión de sexo con mi pequeña, pero ellas técnicamente me piden que me vaya.
—¿Me están corriendo de mi casa? —pregunto con un deje dramático.
Las pequeñas asienten descaradamente y me río un poco sorprendido.
—Es noche de chicas, bebé. Llama a tu amigo Ernesto y armen su propia noche de chicos ¿sí?
Sin más opciones asiento y tomándola de la mano pregunto:
—¿Al menos puedo darme una ducha? —La miro detenidamente y ella lo capta enseguida.
—Ya vuelvo chicas —susurra Frida y mi hermana rueda sus ojos entendiendo también.
Mi pequeña tira de mi mano y nos vamos juntos hasta la habitación, apenas cierro la puerta la tomo en mis brazos y ella enrolla sus piernas en mis caderas, mis manos en su culo son mucha tentación y por ello se lo aprieto, se tensa sobre mí y sonríe.
—Tenía pensado hacer muchas cosas esta noche y salen con esto —susurro y beso sus labios —Quería hacerte el amor, he pasado todo el día pensándote desnuda, gimiendo y...
Frida besa mi boca repetidas veces hasta que me calla y sonríe.
—No me tientes bebé, por favor no digas nada sobre eso que...
—Dile a Gina que se lleve a las niñas y nos quedamos tú y yo aquí, te deseo pequeña —La beso tratando de convencerla, pero entre besos niega con su cabeza.
—No bebé, habíamos planeado esto desde hace días, además no creo que estés tan urgido, lo hicimos en la mañana antes de ir a trabajar.
—Para mí han pasado mil años desde que te tuve desnuda —Meto una mano bajo su camisa y como sospeché no lleva sostén —¡Mmm! ¿Tampoco llevas tanga? Ese short te queda muy sexy.
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¿Qué diablos, Frida?
RomanceLa historia de amor entre una chica extrovertida y un padre soltero y amargado. ¿Qué diablos Frida? Fue lo que dijeron todos al saber que me mudaba, dejaba la gran metrópolis para empezar mi vida en un pequeño, pero acogedor pueblo, ya no quería ser...