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Capítulo dedicado a mis hermosas mariposas, ganadoras del concurso de Whatsapp.
DelmaRodriguez
bronelaruizvazquez
Felicitaciones, y espero que les guste.
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No sabía cuánto necesitaba el calor, la pasión de este hombre hasta que lo tengo aquí, conmigo, besándome y estrujándome como si no hubiera mañana. Con la misma urgencia que lo he besado, así mismo hemos salido del restaurante para ir directo a la misma cabaña donde nos hicimos el amor la última vez, por suerte ha estado libre, y nosotros felices de retomarnos allí, aunque con las ganas de sentirnos, de amarnos, cualquier lugar sería un palacio, porque mi hogar está en las garras de mi león salvaje, y su hogar, soy yo.

Excitados entramos a la cabaña, y como es costumbre me zumba contra la puerta para devorarse mis labios, con fuerza, con determinación y una pasión que me acelera los sentidos, extrañaba todo de él, extrañaba sentirlo de esta forma, y ahora que lo tengo el corazón me salta de emoción. Le sigo el beso con ímpetu, deseo que me sienta como yo lo siento a él. Sin oxígeno, tiro mi cabeza hacia atrás para que siga devorándome, y él lo hace, sus dientes, su lengua, sus labios..., todo se mueve en sincronía para que yo me derrita de placer.

De un momento a otro Isaac se detiene, deja de besarme, lo que me hace mirarlo. Hay algo en sus ojos que no me gusta, algo que sé que quiere mostrarme, y estoy segura de que yo no quiero saber.

—Tengo que decirte algo —murmura. Con sus manos aparta los mechones de mi cabello y sujeta mis mejillas —Te amo Frida, en serio lo hago, y por eso quiero ser sincero contigo.

Sus hermosos ojos se fijan en los míos, hay una mezcla de deseo, culpabilidad y remordimientos que no me gusta. Sé por dónde va todo esto y no, no quiero saber.

—Sé que me amas, no hace falta que digas nada —Le doy un beso a sus labios, y él no me deja continuarlo —Intuyo lo que quieres hablar y no quiero saberlo, tú y yo estuvimos separados, tenías carta libre para hacer lo que quisieses.

Suspira, aún agitado por los besos. Sin dejar de mirar mis ojos pega su frente a la mía, sopesando la situación. De verdad no quiero que me diga nada, lo amo, creo en él, y si pasó algo con Lucile en todo este tiempo no quiero saberlo, como dije, estábamos separados.

—Necesito decírtelo, siento que te estoy traicionando si no te lo digo —Si más remedio, asiento. Sea lo que sea no voy darle importancia, solo fue un paso que lo llevó a estar conmigo hoy —Yo... yo besé a Lucile, necesitaba hacerlo para cerrar ese capítulo, yo... —Niego con la cabeza y ahora soy yo la que sujeta sus mejillas —Lo siento —murmura.

—No importa —Beso sus labios una y otra vez —Entiendo, de verdad lo hago. Este tiempo separados fue un aprendizaje, lo importante es que hoy estamos juntos ¿vale?

—Vale —responde inmediato. Su mirada ya ha cambiado, solo brilla enamorado y me encanta.

—Ahora continuemos, hazme el amor, mi amor.

No hace falta que diga nada más, la brasa de calor en sus ojos se enciende, sonríe con lujuria para luego pegarme su erección a mi vientre. Seguimos ardientes y deseosos a pesar de la conversación que acabamos de tener. Isaac vuelve a besarme, esta vez lento, disfrutando del abrir y cerrar bien acompasado que marcamos, sus manos bordean mi cuerpo, acariciándolo con mucho cuidado.

—Quiero hacerte el amor, mi pequeña —susurra en mi oreja, para luego morderme el lóbulo —Voy hacerlo lento, quiero adorarte, penetrarte suavemente para que me sientas, para demostrarte que soy solo tuyo, tuyo y de nadie más.

¿Qué diablos, Frida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora