Estoy en mi oficina con mi chiquilla cuando me llega una llamada de mi hermano, lo pongo en alta voz para que ella escuche, se conocen por videollamada y se adoran, Emily le encanta que el monstruo llame y me diga mocosa y a ella mini mocosa, somos unos loquillos los tres. En plena conversación me recuerda aquello que había estado planificando en mis ratos libres, el cumpleaños de mi padre, no se me ha olvidado y es obvio que, aunque él no quiera le haremos algo, me encantan las fiestas, los cumpleaños y sobre todo organizarlos, así que no crea él que va a salvarse. Aunque sea algo pequeño y privado, le haré.
—Debo suponer que ya tienes todo listo y solo tengo que poner el dinero —Me dice mi hermano haciéndonos reír.
—¡Siii! Mi mamá ha trabajado en todo, y yo la he ayudado —le responde Emily con una sonrisa.
Y sí, mi hermanito sabe que ella me dice mamá, es el único y espero que sea así por un largo tiempo, aunque no dice nada sé que no le parece mucho la idea.
—Será como él le gusta, solo nosotros, una buena comida, bastante vino y listo.
—Mamá y el pastel, que no se te olvide —¡Ah caray! Es verdad.
—¡Bien! ¿Y vendrás mini mocosa? Me muero por conocerte.
Las dos nos dedicamos una mirada nerviosa y me alegra que mi hermano no pueda percatarse, aún no le hemos dicho nada a Isaac así que, si ellos van o no aún no está decidido, la verdad no creo que se niegue a venir, pero nunca es bueno dar por sentado las cosas.
—Yo creo que sí, solo tengo que pedirle permiso a mi papá.
—Bien, las dejo mocosas, besos.
Nos despedimos con besos para él y luego trancamos la llamada. Emily vuelve a su puesto a seguir con su tarea y yo me envuelvo en mi trabajo, por suerte los dos días que estoy con Emily es solo crear e idear nuevas fiestas, eso me súper relaja, es la parte que más me gusta de mi trabajo.
En cuanto volvemos a casa nos sorprendemos al encontrarnos con nuestro chico en la sala disfrutando una película en la televisión, sonreímos y nos tiramos en sus brazos, lo besamos y le damos mimos, porque, aunque se queje y ponga cara de amargadito sabemos que en el fondo le encantan. Todo gruñón no los devuelve y felices lo recibimos.
—¿Qué haces tan temprano en casa papá? —le pregunta Emily
—Acabo de llegar, quiero salir a cenar con mis chicas.
Eso nos pone felices como lombrices, apuradas dejamos todo en su lugar y eso ocurre pocas veces en la vida, nos damos una ducha cada una en nuestros respectivos baños y listas que nos vamos. En el camino decidimos que vamos a Mc Donalds, Emily escoge y yo me alegro por dentro, me encanta, me recuerda a mi hermano.
Ubicados en una mesa Emily se va jugar, no sin antes dejarnos claro que quiere dos cajitas felices, nos reímos e Isaac se va a ordenar nuestra comida. Cuando está de regreso lo ayudo con el pedido y entre chistes y risas comemos los tres. La pequeña aprovecha sus últimos minutos para volver a jugar y yo aprovecho que estamos solos para conversar el asunto pendiente con mi león salvaje.
—Bebé sabes que quería comentarte algo —le digo y con eso tengo toda su atención.
Toma mi mano y les da un beso a mis nudillos, muero por besarlo en la boca, pero me contengo.
—Mi padre cumple años este sábado, lo que significa que tengo que viajar y...—Muerdo mi labio un poco nerviosa.
—¿Y..? —me alienta con una sonrisa.
—Me encantaría muchísimo que fueran conmigo, sé que es loco, pero me gustaría que lo hicieran, quiero que ustedes dos conozcan a mi familia y ellos vean porque los adoro, no sé... me gustaría... —Me retuerzo los dedos nerviosa ¡Maldito Matters! Como me pone.
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¿Qué diablos, Frida?
RomanceLa historia de amor entre una chica extrovertida y un padre soltero y amargado. ¿Qué diablos Frida? Fue lo que dijeron todos al saber que me mudaba, dejaba la gran metrópolis para empezar mi vida en un pequeño, pero acogedor pueblo, ya no quería ser...