¡Vieeeernes! ¡Qué alegría!
Por fin había llegado el fin de semana que tanto estábamos esperando, hoy las chicas vendrían a casa y pasaríamos todo el fin de semana juntas, habíamos hecho planes para ir a la playa, películas para ver de noche y muchas cosas deliciosas por comer. Estaba emocionadísima por los días que nos esperaban.
Con la ayuda de Jay, a las seis en punto cerramos el negocio para marcharnos a casa, él tenía planes con una conquista y yo tenía cosas que arreglar para nuestro fin de chicas. Al llegar a mi amado hogar recogí mi desastre, tomé una deliciosa ducha y me puse ropa cómoda, terminé al tiempo justo que llamaron a mi puerta.
Llegaron Emily, Amaya, Gina e Isaac. Al ver a mi amigo del sexo se me calienta el cuerpo, ¡Santo Cielos! Anoche disfrutamos un tórrido encuentro, los recuerdos me ponen como una leona, lo miro y él consciente de lo que recuerdo me guiña un ojo.
—Hola chicas —Beso sus mejillas y las tres entran a mi casa —Hola señor Matters —le susurro y al percatarme que no nos ven le doy un rápido beso en sus labios.
—Hola Frida ¿me dejas entrar? —Escanea mi cuerpo con su mirada y ya me siento sin oxigeno, este hombre me pone a sudar.
—No. Es una noche de chicas.
—Lo sé, sólo quiero verificar que todo este bien para poder irme.
—Tampoco es que tengo un porro escondido en mi casa y tu hija esta en peligro de fumarlo —le digo divertida haciendo que Isaac sonría.
—Bueno no sé, tú eres una chica peligrosa —Sonríe pícaro y prosigue —: Y más después de anoche, lo que haces con esa bo... —Tapo su boca para callarlo.
—Por el amor de Dios calla —le digo mirando detrás de mí a ver si las chicas están cerca. Por suerte no —Pasa, pero en menos de cinco minutos te quiero fuera, es una noche de chicas —Asiente. Tras darme otro rapidísimo beso entramos a la casa.
En seguida las pequeñas sacan sus bolsas de dormir, están emocionadas e Isaac se va con ellas hasta mi habitación para acomodarlas, mientras me quedo con Gina en la cocina guardando la comida que trajeron, la veo nerviosa como si quisiese decirme algo, al cabo de unos minutos no lo aguanto y le pregunto.
—¿Qué te sucede Gina?
—Nada —Sonríe nerviosa. La miro por unos segundos y tras un suspiro dice —: Necesito que me cubras.
—¿Con qué? —pregunto totalmente confundida.
—Voy a ver a alguien en la noche, te prometo que volveré antes de que las niñas se levanten para ir a la playa ¿puedes? —Suelto una carcajada y Gina frunce su ceño —¿De qué te ríes?
—¿Y cuantos años tienes? ¿Dieciséis? Si quieres salir, sal, no tienes que cubrirte de nadie, a menos que no quieres que nadie se entere... ¿con quién saldrás? —La veo sonrojarse y me intrigo más.
—Mira Frida, hace años que salgo con alguien y si cualquiera de mi familia o de este maldito pueblo se entera van a matarme ¿Me cubrirás o no?
—Lo haré amiga. Pero quiero que me cuentes todo ¿vale? —le digo y ella rueda los ojos.
—Trataré, pero es complicado —Asiento. En ese momento llega Matters con las niñas y entiendo perfectamente lo que es complicado.
—Te entiendo —le guiño un ojo y mi amiga sonríe.
Isaac nos repite una y mil veces que tengamos cuidado con las niñas y que no las dejemos comer dulce y dormir tarde, mil veces asentimos para que no se preocupe y es así que decide marcharse. Lo acompaño hasta la puerta la cual cierra mientras estamos los dos afuera.
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¿Qué diablos, Frida?
RomanceLa historia de amor entre una chica extrovertida y un padre soltero y amargado. ¿Qué diablos Frida? Fue lo que dijeron todos al saber que me mudaba, dejaba la gran metrópolis para empezar mi vida en un pequeño, pero acogedor pueblo, ya no quería ser...