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Despertar al lado de mi león salvaje es de lo mejor, numero uno porque me respetó en toda la noche, dije que no tendríamos sexo y a pesar de mis malintencionadas provocaciones con el culote rojo y las veces que me restregué contra él, no hizo, ni dijo ni pio. Y la segunda porque me preparó un desayuno digno de la realeza y que solo como cuando vuelvo a casa de mis padres.

Pero como todo lo bueno dura poco, tenemos que ir a trabajar y no podemos seguir en nuestra burbuja amorosa. ¡Qué pecado!, como dice mi nana, si tengo nana, solo que mi sobrina me la ha robado.

Isaac me lleva en su seductor audi hasta puerta de mi trabajo con la promesa de que me vendrá a buscar para ir por Emily a la casa de su madre, si, tengo que ir a decirle personalmente a la menuda niña que su papá si me pidió disculpas y que todo está de maravilla otra vez. Y de tan maravillas están las cosas que tras dejarle un beso en los labios a mi amigo del sexo, entro al local tirando corazoncitos al estilo Instagram, por todos lados. Saludo a Jay que ya se encuentra en su oficina dándole un besazo en cada mejilla. En cuanto me dispongo a ir a mi oficina me detengo al oír a mi loco amigo decir:

—¿Estás consumiendo drogas, Frida Canning?

Rio sin poder evitarlo.

—No, tonto. ¿De qué hablas? —le digo sentándome de nuevo frente a él.

—Bien, recopilemos información —¡Uffs! Suena grave el asunto —. Ayer estabas tranquila, saliste medianamente igual y llegaste soltando sapos y culebras por la boquita linda que te dio tu mamá, te fuiste hecha un demonio de aquí y ahora llegas como la recién coronada princesa Meghan Markle. Mi vida, si eso no es drogas ¿qué es?

Un maldito loco que me vuelve loca a mí también, pero me encanta y no me puedo resistir. ¡Eso es!

—Lo sé y lo siento por estar tan loca ayer...

—Estabas perrísima, unas fases más avanzadas que la locura —me corrige.

—Bueno lamento estar tan perra, pero es que tuve una discusión con Isaac y eso me puso de...

—¿Tienes una relación con el chocolatero?

Lo miro y esa pregunta me ha tomado fuera de base.

—Relación como tal no, bueno hemos tenido sexo y eso, pero no, o si, pero no como tu crees... —Sueno mi lengua a la que niego con la cabeza varias veces.

—¡Dioooos! Esto se ve fuerte e intenso, tanto o más que una novela mexicana, cuéntamelo todo.

Sonrío, de verdad esto es como una novela, o un libro donde soy la loca de la protagonista.

Dejando de pensar tonterías, procedo a contarle a mi amigo, todo lo que he estado guardando para mí estos últimos días, sus caras van de extremo a extremo, que tengo que parar y reírme de sus gestos. Mi Jay me escucha paciente y sin interrumpirme hasta que le contado un breve resumen de lo que me pasa con el sexy chocolatero.

Ahora me toca a mí escucharlo y como me encanta, como siempre me apoya en todo lo que hago, y con mi extraña relación de fornicación — como la ha llamado él —que tengo con el chocolatero, no será diferente, me pide que viva, que disfrute del sexo y que todo queda como experiencia, sea bueno o no el resultado final. Es verdad lo que dice, y tras darle un beso, agradezco y me voy hasta mi oficina porque tengo muchísimo trabajo.

Entre alegrías, suspiros y muchos eventos por organizar se me pasa el día, mi linda Janeth me ha traído una torta de milhojas hecha por su mamá, que le quedó de muerte y me la disfruto mientras espero a mi sexy chocolatero llegar por mí, tuvo un percance en la fabrica y se retardará unos minutos, pero no importa, así me disfruto mi dulce sola y no le doy a nadie. Si, soy egoísta, pero es que está para chuparse los dedos.

¿Qué diablos, Frida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora